¡Milagro! Adolescente sobrevive a compleja cirugía y dona su cabello

A Reese Anabeth Espínola González le diagnosticaron escoliosis idiopática a los 10 años. Es una enfermedad caracterizada por una curvatura de la columna vertebral que afecta la calidad de vida: Cansancio, dificultad para respirar, para comer y caminar.

Con la esperanza de tener otra opinión, sus padres, Alba González y Alexis Espínola acudieron a otros tres especialistas y todos coincidieron con el diagnóstico y recomendaron una cirugía altamente riesgosa.

La familia entonces emprendió un largo viacrucis en búsqueda de apoyo estatal para la compra de los insumos costosos, que finalmente se consiguió por medio de un amparo judicial.
Tras casi dos años de gestiones, múltiples estudios y consultas, finalmente les agendaron la cirugía para abril de este año en el Hospital Pediátrico Acosta Ñu, pero antes los médicos advirtieron a la familia sobre los riesgos de la operación: Reese podría no sobrevivir al complejo procedimiento.
Ante el miedo de perderla, la familia junto a su hijo, Axel Espínola, se aferraron a la fe y pidieron un milagro a la Virgen de Caacupé.
Una semana antes de la operación, la familia viajó a Caacupé para pedir el milagro. “Nos fuimos y pedimos por su salud y que si salía todo bien, íbamos a donarle el cabello a la Virgen de Caacupé”.
Reese ingresó al quirófano el 4 de abril. Los cirujanos calificaron la operación como “un milagro”. Incluso, permaneció menos tiempo del previsto en terapia y caminó apenas días después.
Una vez que Reese se recuperó, la familia volvió a Caacupé y conocieron a la hermana Margarita, encargada de preparar el cabello de la Virgen. Posteriormente, viajaron con Reese para hacer la donación. En una ceremonia emotiva, la hermana Margarita cortó el pelo por mechas mientras oraba. La religiosa quedó profundamente conmovida por el gesto.
El cabello de Reese es parte de la peluca utilizada para hoy 8 de diciembre, Día de la Virgen de Caacupé junto a otros mechones donados por otras promeseras. Hoy, Reese está recuperada, camina sin dolor y lleva una vida normal. La familia sigue atribuyendo su mejoría a la intervención médica, a la fe y al milagro de la Virgen de Caacupé.





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