Tania Villalba, la joven que en 2016 casi fue inculpada por un grupo de policías que respondían a un presunto narco, a la que quisieron plantarle droga, finalmente logró justicia “divina y terrenal» con la condena a los uniformados. La misma lamenta que pese a ello no pueda recuperar su vida, ya que aún sigue bajo el régimen de protección de testigos, pero aún sí cree que lo único que le resta es perdonar.

“Tardo un poco (la justicia), 3 años, pero es un capítulo cerrado. Hoy es mi cumpleaños, es un año nuevo que tengo que conmemorar, cambiar y perdonar, perdonar por todo. Se hizo justicia y para mi terminó ese capítulo de mi vida”, indicó la joven que ya es madre y por cuidar su vida y su familia, justamente hoy le toca celebrar su cumpleaños lejos del país, apartada de su anterior vida, de sus amistades, de sus sueños.

Pese a tratar de cerrar el capítulo, hacerlo no es fácil, reconoce. “Es un cóctel de emociones todo esto, pero después de mucho tiempo la justicia divina y la justicia (terrenal) llegó también para los policías”, afirmó Villalba.

La mención a la justicia divina también tiene relación al destino del presunto mandante de que le planten la droga, el fallecido narcotraficante pedrojuanino Ronald Osvaldo Caballero Cantero, quién murió en un accidente de tránsito.

Por el caso de intento de inculparla plantándole cocaína fueron condenados con 4 años de prisión el exjefe de la comisaría 11ª de Asunción, Crio. Princ. Sergio Antonio Paredes Vera, mientras que al oficial 1° Gustavo Damián Narváez Gamarra y a los suboficiales Arnaldo Lezcano Martínez y Roberto Lezcano Martínez –ambos hermanos– recibieron la pena de 15 años de prisión.

La joven aún recuerda todos los detalles de ese día que cambió su vida y con las investigaciones de la Fiscalía incluso pudo acceder a otros detalles, como por ejemplo que ya era seguida desde mucho tiempo antes por allegados a Caballero Cantero y que el motivo de todo lo que le sucedió, es porque dio un consejo espiritual a una amiga, para que rompa su relación con el narco, a quién ni siquiera conocía.

“En ese momento era diseñadora de modas, de una línea de calzados que llevaba mi nombre, tenía dos locales comerciales, principalmente mayoristas. Aparte de eso era líder espiritual del Centro Familiar (de Adoración) de muchas chicas, en una de esas doy con una líder que tenemos una cabecilla que nos dirige, le doy un consejo a una amiga y su novio se enojo, y eso fue lo que pasó, contrató a estos policías corruptos y quisieron simular un hecho punible para incriminarme a mi para que vaya a la cárcel o tranzar, yo no se, lo que se gracias a dios pude defenderme”, recuerda desde su exilio forzado en un país del extranjero que por obvias razones no se divulgan.

“Eso pasó en el 2016, cuando eso era -y digo era porque ahora estoy sin trabajo-, estoy siendo ama de casa porque se alargó el juicio, tuve que cambiar mucho mi vida por mi familia y mi hijo”, insistió sobre la manera en que la marcaron pese a demostrar su inocencia, gracias a más de 100 testimonios y pruebas documentales, las cuales algunas ella misma tuvo la astucia de filmar, y otras, por “milagro” se fueron anexando a la investigación.

“Con toda la investigación del juicio descubrí muchas cosas, que había uno de los hermanos de Lezcano (uno de los policías) estaba siguiéndome hace días ya, 4 a 5 días de anticipación ya tenía la lista de mis amigas, mis actividades, mi horario en el trabajo y le pasaron a estos dos policías que luego me estaban vigilando”, remarcó sobre algunos de los puntos que la sorprendieron.

Hasta hoy valora que tuvo inmediatamente el tino de empezar a filmar el procedimiento irregular, y agradeció tanto a los testigos, a las autoridades que investigaron el caso y hasta a la prensa por darle seguimiento a su caso, algo que cree que en su conjunto ayudó a lograr justicia.

“Tiene que ser como una lección para otros policías que usan mal el uniforme. Que el que mal anda, mal acaba. Ellos no pensaron en destruirme a mí en ese momento, igual me destruyeron mi nombre mi carrera, mi tranquilidad y tuve que mudarme con mi familia al extranjero, yo no puedo tener niñera, tengo que cuidarle yo a mi hijo, yo no salgo a la calle sin avisarle al guardia, no publico en las redes que estoy haciendo, y yo era una influencer de moda, yo ganaba dinero con marcas”, lamentó, admitiendo que le robaron sus sueños y su creatividad.

“Es un capítulo cerrado, pero como dice la Fiscalía, continúan mis cuidados de protección de testigos, tengo que seguir sin hacer nada”, lamentó, aunque al menos ahora tiene el consuelo de la verdad, de una justicia que tardó, pero llegó.