A cuatro años, todavía esperan justicia por la muerte a tiros de Vivi
La niña, que tenía 3 años, fue herida por agentes antidrogas una tarde como hoy. Por múltiples dilaciones, los principales sospechosos no fueron aun condenados.
Vivian Paredes Zanotti debía hoy tener 7 años y cumpliendo uno de sus anhelos, que era ir a la escuela.
Su sueño se vio truncado por un balazo letal que le dio en la cabeza, efectuado por agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) que rociaron a tiros la camioneta en que viajaba con sus abuelos y su tío, una tarde como la de hoy, pero de 2016.
Desde esa tarde también algo terminó en la vida de Miguel Paredes, papá de la niña, que cuatro años después no puede borrar el trágico hecho y espera aun por justicia.
“Para mí es como si fuera ayer lo que pasó. Esa gente me mató a mí”, reflexiona Miguel con la mirada hundida en el tiempo y los ojos brillosos de lágrimas que le brotan cada vez que evoca a su pequeña.
Y se pone triste cuando recuerda una noche de tormenta en que Vivi le pidió dormir en su regazo, porque tenía miedo de los truenos y de los rayos que caían del cielo. “Se acostó en mi pecho porque tenía miedo de una tormenta. Yo le dije que mientras viva, no le iba a picar ni un mosquito. Me abrazó y me dijo que ‘sos mi héroe’. Se durmió a pesar de que el cielo se caía. Estaba confiada en mí”, rememora. Al día siguiente, la niña –según el papá– despertó contenta porque había podido dormir en paz, a pesar de la tempestuosa lluvia caída durante la noche.
Miguel, que es agente de policía en actividad, no puede olvidar aquella tormenta, ya que para él es como un signo del destino de una que le está tocando atravesar a su hija y también a su familia, en un hecho que le quedará marcado para siempre, asegura.
El Día del Padre del 2016, en que tuvo permiso del jefe de la comisaría de Guarambaré, donde Paredes prestaba servicio, para ir a saludar a su papá en Itacurubí de la Cordillera, quedaría marcado por dos llamadas. “La tarde del 18 me llamó por teléfono Vivi y me dijo que me extrañaba y yo le dije que iba a ir a verla. Me dijo que me quería y cortó”, recuerda.
El ataque
A 91 kilómetros de dónde él estaba, en Nueva Italia, Vivi paseaba contenta en el regazo de su abuela, en el asiento trasero de una camioneta Nissan Frontier, que era guiada por su abuelo Ulrico Zanotti Cavazzoni y en la que también se encontraba su tío Alessandro Zanotti.
La camioneta fue atacada por agentes de la Senad, que realizaron al menos 26 disparos. Tres alcanzaron a Alessandro, que pudo sobrevivir, y uno, letal, recibió la pequeña.
Horas después de que ocurrió esto, el teléfono de Miguel volvió a sonar y ahí ya comenzó la pesadilla del que todavía no se puede despertar.
“Me llamaron y me dijeron que vaya urgente a Asunción, que algo le pasó a Vivi. Yo no tenía auto y fui a la comisaría a pedir a mis camaradas que me atajen un camión, fue así como me llevaron hasta el Hospital”, relata.
Cuando llegó al Hospital del Trauma, Miguel ya estaba invadido por la angustia, algo en su interior le avisaba lo que estaba por pasar.
Recuerda que fue hasta un médico y le pidió que le hable como un padre y no como un profesional. “El doctor me dijo que tenía seis horas de vida mi hija”, dice con la voz quebrada.
Aun así, entró a verla y le pidió que luche, pero el mismo médico que le había dado ese pronóstico, le dijo llorando que no pudo salvar la vida de su hija.
Miguel repite una y otra vez la promesa que le había hecho a su hija, que no dejaría que nada le pase. “Entré y me despedí de ella, y le pedí perdón. Como Policía he salvado la vida, incluso, a delincuentes, pero a mi hija le fallé”, se lamenta el papá, con el más profundo dolor.
Hasta hoy, sin juicio oral y la causa duerme en la Corte
La fiscala Mirtha Rivas, que había llevado durante un tiempo la investigación del caso, refirió que hasta el momento no hay juicio oral a causa de las múltiples apelaciones que hicieron las defensas de los acusados.
Son en total siete los agentes de la Senad responsables que la Fiscalía identificó por la muerte de la pequeña Vivi, pero ninguno de ellos afrontó juicio, ya que este se suspendió dos veces.
El 18 de julio del 2018 fue la última fecha que se fijó para el juicio oral, pero uno de los acusados había solicitado el cambio de abogado, y como el pedido no fue recibido en la Secretaría del Juzgado, entonces recusó al Tribunal, y quedó pospuesto el juicio.
Los acusados por homicidio doloso en grado de tentativa son Nicolás Fernando Cáceres Oviedo, Cristhian Osmar Morán Galeano, José Domingo López Orrego, Ignacio Alcides Sosa Pineda, Emilio José Vall Sánchez, José Sánchez López y Luis Ángel Servián Rotela.
También, hay dos sobreseídos, quienes al inicio estaban incluidos en la investigación, Virgilio Amado Chávez Ortellado y Miguel Antonio Chaparro.
Desde diciembre del 2019, la fiscala Leticia Noldin tomó el caso. La Fiscalía había solicitado en varias ocasiones que la Corte se expida sobre la nueva fecha de juicio, pero desde hace dos años, no hay respuesta.
El Ministerio Público había solicitado 30 años de cárcel, más diez de seguridad para los procesados, teniendo en cuenta la gravedad del hecho, y que ellos actuaron en ejercicio de sus funciones.