Un hecho insólito se produce en Santa Rosa del Aguaray, un capellán que funge de activo agente del orden, en lugar de dedicarse a las actividades eclesiásticas, actúa como “justiciero”, atropellando de paso normas institucionales y legales.

Es el caso de Milciades Velázquez, quien es oficial inspector y capellán de la Policía Nacional en la zona de Santa Rosa del Aguaray, departamento de San Pedro, donde se han registrado numerosas denuncias de atropellos y mala praxis por parte de este uniformado… o sacerdote.

Precisamente esta doble función es la que confunde y desconcierta a los habitantes de esta ciudad, puesto que es el propio Velázquez –cuando no está oficiando una misa o impartiendo los ritos de la religión católica– quien encabeza personalmente los operativos policiales, en abierta violación de normas institucionales.

DENUNCIAS

Varios son los casos denunciados y es por ello que un equipo del canal GEN pudo indagar algunos de ellos. Este es el caso de una humilde recolectora de latitas, Etelvina Garcete, y su pareja, quienes viven en una zona considerada como tierra de nadie. Etelvina se animó a presentar la denuncia por abuso físico sufrido por parte del cura-policía.

Investigando sobre el caso, se descubrió que existe todo un historial de graves excesos por parte de este policía y sacerdote que utiliza el poder y la influencia de ambas instituciones violando las normas institucionales de la Policía y el derecho canónico que rige para la Iglesia Católica.

Pero este no es el único caso. Nancy Gayoso, por su parte, describe cómo el capellán ingresó a su propiedad privada para “secuestrar” una camioneta sin orden judicial de forma completamente irregular.

EXCESOS

En otro episodio, los propios agentes policiales de la Comisaría 18ª de Santa Rosa del Aguaray cuentan cómo el capellán se excedió en sus atribuciones utilizando la infraestructura y los recursos de la institución policial para realizar operativos completamente irregulares, según denunció el propio jefe de la citada repartición, el comisario Rodolfo Ramírez.

Los pobladores, la misma Policía e incluso la Junta Municipal locales están desconcertados por el actuar irregular y varias veces prepotente de Velázquez, un problema que se extiende desde hace 5 años y sigue sin ser resuelto. Nunca recibieron respuesta de la Conferencia Episcopal Paraguaya sobre la función específica que le corresponde al capellán en cuestión.

Las acciones descritas en los testimonios distan mucho de estar acordes con las funciones de un capellán. Un equipo del canal GEN se acercó para obtener la versión de Velázquez y pudo constatar que el citado capellán dista mucho de la austeridad que caracteriza a los sacerdotes, ya que posee una camioneta modelo 2019 que tiene un costo de 44 mil dólares, un inmueble donde edificó tres salones comerciales, más su residencia. Todo esto con un salario de 5 millones de guaraníes.

CONVENIO CON LA SANTA SEDE

El 4 de setiembre del 2003 se promulgó en Paraguay un convenio entre la Santa Sede y el Estado paraguayo que establece el relacionamiento de asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas y a la Policía, cuyos gastos son solventados por los contribuyentes.

El artículo VIII, inciso 3, menciona: “3. Como jefe espiritual de las Fuerzas Armadas de la Nación y de la Policía Nacional, tendrá la jerarquía de oficial general o almirante y gozará de los honores, derechos, prerrogativas y salario correspondiente a su grado. Gozará igualmente de los honores y prerrogativas inherentes a la jerarquía de comisario general de la Policía Nacional”. Cita además que los derechos y las obligaciones serán regulados mediante común acuerdo entre el obispado y el presidente de la República del Paraguay. Lo que deja este caso en un terreno gris, muy necesario de aclarar para evitar este tipo de excesos que estamos describiendo.

 

 

 

Fuente : La Nación