Investigaciones revelan que la compatriota Romina Núñez denunció por maltrato a su marido español el 29 de diciembre, mismo día en que acudió de urgencias a un hospital, donde no la atendieron. El hombre le enviaba flores a diario para que la mujer olvide los episodios de violencia.

Fuentes de investigación policial confirmaron al diario El País de España, que Romina Celeste Núñez Rodríguez denunció por maltrato a su esposo Raúl Díaz, no solamente en agosto, sino también el 20 de diciembre, 48 horas antes de su desaparición.

A esto se suma que esa misma fecha la compatriota acudió al Hospital Insular de Lanzarote, donde aparentemente tardaron demasiado en atenderla, por lo que decidió marcharse sin que los médicos la vieran.

La paraguaya obtuvo el 16 de diciembre la documentación para acceder a la nacionalidad española y precisamente para gestionar ese trámite decidió no venir a Paraguay a pasar las fiestas y postergó el viaje para el 18 de enero, según datos recogidos por el diario Abc de ese país.

La mujer llevaba siete años en España, donde trabajaba cuidando a personas mayores. Romina tenía un hijo de cuatro años con su anterior pareja de ese mismo país y otro hijo de su exnovio de Paraguay, según dicho medio.

Según testimonios a los que accedió el Abc de España, la compatriota enviaba dinero a su familia en Paraguay, con el objetivo de concluir la construcción de su casa. Por su parte, el marido le traía flores todos los días, al salir del trabajo.

Supuestamente él se encargaba de cocinar mientras que ella se ocupaba de la limpieza de la casa.

DECLARACIÓN DEL MARIDO

El diario español La Vanguardia reveló más detalles de la declaración que dio el ciudadano Raúl Díaz, detenido por la desaparición y el asesinato de la paraguaya Romina Celeste Núñez Rodríguez, cuyos restos continúan desaparecidos.

El detenido admitió ante la Guardia Civil que guardó el cadáver de su esposa en casa durante varios días, al no saber cómo deshacerse del mismo.

Durante ese periodo quemó el cuerpo en el jardín para hacerlo desaparecer, sin embargo, no lo consiguió. Posteriormente trató de volver a moverlo de allí, momento en el que los restos se desintegraron.

Ante esta situación decidió arrojar los pedazos al mar, pero en diferentes puntos de la Costa Lanzarote, con lo cual se dificulta el hallazgo.