Un mes sin Juliette: nadie explica manchas de sangre y la única imputación es por no cuidarla

Tenía 7 años y no podía ir muy lejos por sus dificultades motrices, pero aun así la pequeña Juliette desapareció misteriosamente de la propiedad de Emboscada donde vivía con su madre y su padrastro, hoy los únicos imputados por no cuidarla. Las muestras de sangre humana encontradas allí hasta ahora no tienen explicación ni de los investigadores, ni de los procesados.

En la mañana del miércoles 15 de abril, empleados de la quinta de Reiner Helmut (ciudadano alemán) vieron por última vez a Juliette alrededor de las 9:00 paseando por la propiedad junto a su madre, quien sin embargo asegura que la niña estaba jugando con sus cabras el último instante en que la divisó.

Los dos animales fueron hallados posteriormente a unos 10 km de la casa, en una zona totalmente desolada conocida como tres pirámides, hasta donde sería imposible que hubieran llegado solos debido a la distancia y a lo intransitable del camino, según los investigadores que hicieron el mismo recorrido caminando y les tomó tres horas.
Pasaron 24 horas antes de que la Policía reciba la denuncia de la desaparición y por ende se perdió un tiempo valiosísimo no solamente para la búsqueda, sino también para evitar que se borren evidencias importantes sobre los responsables del hecho.
Los primeros operativos no fueron inmediatos y los resultados más contundentes se obtuvieron recién en la noche del lunes 27 de abril cuando encontraron atuendos del padrastro y de la niña con rastros que corresponderían a sangre. Estos mismos fluidos los hallaron en una colcha y en un colchón.
Días después se confirmó que la sangre hallada es humana, pero desde entonces quedó pendiente un estudio de ADN para saber a quién pertenece, algo que sería vital para la investigación.
Si bien la Fiscalía y la Policía dicen mantener en pie todas las hipótesis: asesinato, secuestro, venganza, entre otras, las pesquisas se han inclinado hacia lo primero, pues utilizaron perros entrenados para detectar sustancias cadaverinas y las búsquedas se hicieron cavando la tierra, destruyendo pisos de cemento y hasta desagotando pozos artesianos.
En todos los procedimiento se levantaron elementos calificados como “importantes” para el esclarecimiento del caso, sumados a otras pistas y a las testimoniales.
Las declaraciones del exempleado de la estancia Víctor Vera, de ser verídicas, muestran que el padrastro de Juliette mintió sobre algo trascendental, pues el día de la desaparición, ya en horas de la tarde, Vera se ofreció a cooperar en proseguir con la búsqueda, pero Reiner le pidió que se retire, porque supuestamente ya ubicó a la niña con un dron.
La madre Lilian Zapata está convencida de que llevaron a su hija y desmiente la participación suya y la de su pareja, Reiner Huber en la desaparición. Ambos son los únicos imputados y presos, pero solo por los delitos de violación del deber del cuidado y abandono.
El padre de Juliette, Stephan Le Droumaget, quien ya rescató a su hija Charlotte de este escenario de terror y la llevó a Suiza con él, pide investigar más a Reiner Huber y cree que su exesposa Lilian es inocente, pues la considera incapaz de lastimar a sus hijas.




