Turística comunidad cordillerana invita a refrescarse en sus atractivos lugares de veraneos

«Valenzuela», fue fundada un 18 de abril de 1813, antes era conocida «Ybyra’ity», la antigua localidad, pasó a denominarseValenzuela. Lleva por seudónimo como “la capital de la piña paraguaya”, en su honor cada 10 de enero se realiza un festival folclórico musical.

La antíquisima iglesia de la ciudad, en honor a San José de San Blas, considerados los santos patronos de la feligresía católica local, la construcción es de estilo barroco – colonial, construida por su fundador, Antonio Fernández de Valenzuela, bendecida oficialmente el 12 de mayo de 1783. La misma tenía dos altares, a cada lado, una para la Virgen del Rosario y la otra para San Antonio, un pulpito y dos confesionarios. Las imágenes talladas datan de 1600 aproximadamente.

La fiesta patronal es el 3 de febrero en honor a San Blas, y el 19 de marzo en honor a San José, en estas ocasiones se realizan desfiles estudiantiles, desfiles de carrozas de carretas con yuntas de bueyes, corridas de toros, jineteada, novenarios , misas y se saborean exquisitas comidas típicas pora las familias tradicionales del lugar.

Balnearios muy concurridos

Son muy conocidos y concurridos de los amantes de los atractivos balnearios de esta comunidad cordillerana, como San Agustín, La Cascada, Paraíso de Valenzuela, bañadas por la límpida agua del Arroyo Yhaca, cubiertas por espesas vegetaciones. Además a Valenzuela le caracteriza otro atractivo, como el cerro de los Altos que el visitante puede aprecias sus inscripciones rúnicas.

En 1998 estudiantes secundarios realizaron un documental de la comunidad

Carlos Rubén Torales, valenzolano, y profundo conocedor de su “Patria Chica”, ·destacó el trabajo cultural realizado por una pléyade de jóvenes estudiantes secundarios de la comunidad, promoción 1998, quienes contaron en ese entonces con el acompañamiento y asesoramiento del historiador local, don Anuncio Salinas (+). Refiere en la misma donde se destaca el proceso de vida comunitaria, sus pobladores, los descendientes, la profunda fe cristiana y católica de las familias tradicionales de este poblado cordillerano a través de los años de su vida como pueblo, la laboriosidad de sus hijos caracterizada a través de generaciones.