El joven atleta dejó Cuba en busca de mejores condiciones deportivas y sueña con representar a Paraguay en competencias internacionales.

La delegación cubana en los Juegos Panamericanos Júnior de Asunción 2025 no solo dejó resultados deportivos, sino también un capítulo marcado por deserciones. Un total de seis atletas abandonaron la representación de la isla y entre ellos figura Emanuel Ramírez, lanzador de bala de 20 años considerado una de las grandes promesas del atletismo caribeño.

El joven deportista relató que la decisión no fue improvisada. Según explicó, tanto él como otros compañeros habían analizado el paso desde antes de viajar a Paraguay. Las razones principales estuvieron relacionadas con las precarias condiciones en las que entrenaban en Cuba, donde la falta de alimentación adecuada, los cortes de energía y el deterioro de las instalaciones limitaban su desarrollo.Ramírez cuenta con una marca personal de 18,62 metros, que lo posiciona en el puesto 13 del ranking histórico de su país. En 2024 logró llegar a la final del Mundial Sub-20, logro alcanzado apenas por dos cubanos anteriormente. En los Juegos de Asunción ocupó el sexto lugar con un lanzamiento de 17,73 metros. Aun así, decidió dar un giro radical a su vida.

El atleta reconoció que dejar a su familia en la isla fue uno de los momentos más difíciles. Confesó que existía temor a represalias por parte de las autoridades cubanas, pero subrayó que la situación interna lo empujó a optar por el cambio. “La vida tiene que seguir adelante”, expresó en declaraciones a medios locales, al justificar su búsqueda de un futuro más estable.

Su aspiración ahora está en Paraguay, donde espera continuar entrenando y desarrollarse como profesional. Incluso manifestó su interés en nacionalizarse para representar al país en competencias internacionales, un objetivo que se suma a la intención de traer a su madre y hermanos para establecerse definitivamente.

Mientras tanto, Ramírez y los demás deportistas desertores reciben apoyo solidario. Este sábado, en el bar Oye Chico de Fernando de la Mora, se organiza una colecta de ropa y artículos personales para los atletas, quienes no pudieron llevar pertenencias por temor a controles.