La noche de ayer se volvió escenario de terror en Yasy Cañy. Al caer la oscuridad, un grupo de alrededor de 20 hombres fuertemente armados con diferentes tipos de armas irrumpió en la estancia San Rafael, propiedad de Andrés Duré, desatando un intenso tiroteo que sembró pánico entre trabajadores y familias del lugarLos atacantes, armados con fusiles y actuando con precisión militar, abrieron fuego durante varios minutos antes de retirarse. De acuerdo a la denuncia, existen imágenes que revelan que la incursión no fue improvisada; los sujetos se movieron en formación, conocían el terreno y dejaron un mensaje claro. Presuntamente serían los supuestos sintierras que mantienen en zozobra a propietarios de establecimientos, entre ellos San Rafael.

En el lugar fue encontrado un panfleto amenazante, firmado por un supuesto grupo “guerrillero”, donde exigen la desocupación total de la estancia en un plazo de 15 días. “La zona tiene nuevos dueños”, advierten en el escrito, que ha generado miedo y desconcierto entre los productores locales.
Las primeras verificaciones señalan que varios de los atacantes ya fueron identificados gracias al análisis de las imágenes captadas durante el operativoEl ataque reaviva el temor de que grupos armados se estén consolidando en esta zona del departamento. Pobladores exigen una respuesta inmediata del Estado, no solo para esclarecer lo ocurrido, sino para evitar que nuevas incursiones armadas pongan en riesgo vidas y obliguen al abandono forzoso de propiedades. Existen decenas de denuncias por parte de los propietarios de los establecimientos, inclusive órdenes de desalojos y una veintena de imputados, pero llamativamente la Policía no ingresa en el lugar.

La propiedad de Andrés Duré, de unas 600 hectáreas, está invadida una parte por los supuestos sintierras armados y esta es la tercera vez que atacan la administración central de su establecimiento. A causa de eso no se puede trabajar en una área de su propiedad y sufre permanentes hechos de abigeatoHoy, la incertidumbre domina el ambiente: trabajadores sin dormir, caminos vigilados y una amenaza clara pendiendo sobre quienes viven y producen en la región

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