Un billete de G. 100.000 hoy equivale a solo G. 70.000, según economista

El poder adquisitivo del billete de G. 100.000 cayó 28,2% en ocho años. Hoy rinde como G. 70.000, sobre todo por el alza en alimentos.

El billete de G. 100.000, que durante años fue referencia de valor en el país, hoy tiene un poder adquisitivo equivalente a poco más de G. 70.000. Así lo explicó el economista Jorge Garicoche, quien señaló que la inflación redujo en 28,2% la capacidad de compra del dinero en los últimos ocho años.

Garicoche ejemplificó la pérdida de valor con un caso simple: en 2017, ese billete alcanzaba para comprar diez manzanas, mientras que actualmente solo permite adquirir siete. “El billete sigue teniendo el mismo color y la misma cara, pero lo que realmente importa es lo que puedo comprar con él, y hoy compro menos”, puntualizó.
El economista destacó que esta pérdida no solo afecta al consumidor, sino también al salario promedio, que acompañó la misma tendencia. Según dijo, la actualización del salario mínimo por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en 2015 y 2016 permitió mitigar parcialmente el impacto, pero no eliminó la brecha.
En su análisis, Garicoche advirtió que los alimentos fueron los que más golpearon al bolsillo. Mientras la inflación general fue del 30%, el aumento en los precios de la canasta alimenticia alcanzó el 50%. Recordó que, según el Banco Central, los paraguayos destinan en promedio el 30% de sus ingresos a comer, aunque muchas familias destinan hasta el 60%. “Ellos no sienten un aumento del 30%, sino del 50%, y ahí está la mayor presión”, remarcó.
El economista también cuestionó la ausencia de políticas específicas para estabilizar los precios de los alimentos a futuro. Señaló que si bien el BCP cumple con su rol en materia de inflación, se necesitan acciones conjuntas con el Ministerio de Agricultura y Ganadería para contener el impacto sobre la población más vulnerable.
Garicoche subrayó además que la informalidad es otro factor que agrava la situación. El 60% de la población no se encuentra en el sistema formal, lo que limita su acceso a la protección social y aumenta la vulnerabilidad ante imprevistos. “Un gasto de salud inesperado puede arrastrar a una familia a vender hasta lo que no tiene”, afirmó.
Para el especialista, el desafío es estructural: no basta con que la economía crezca si el poder de compra se deteriora. La discusión, insistió, debe centrarse en cómo lograr que el dinero mantenga su valor en la vida cotidiana y que el salario permita acceder a lo esencial sin resignar calidad de vida.




