Un grupo de ciudadanos se congregó anoche en la Costanera de Asunción para exigir pena de muerte o cadena perpetua para los responsables de la muerte de las niñas Francisca y Naydelin, quienes fueron asesinadas en circunstancias violentas.

La manifestación comenzó alrededor de las 19.00 y una gran cantidad de personas se acercó hasta la Costanera de Asunción para instar a la ciudadanía a manifestarse por este tipo de hechos y dejar de utilizar solamente las redes sociales para expresar su indignación.

Los congregados señalaron que 30 años (pena máxima) no son suficientes para los responsables de apagar la vida de unas niñas, quienes tenían todo un futuro por delante.

“¡Basta de criminales asesinos que matan criaturas! Para mí, 30 años es poco para una persona que acaba con la vida de un niño”, remarcó una de las ciudadanas.

Asimismo, responsabilizan al Estado por su ausencia ante este tipo de hechos, ya que la niña indígena Francisca, de 12 años, vivía prácticamente deambulando en la zona de la Terminal de Ómnibus de Asunción expuesta a las drogas, al abuso, la prostitución, el trabajo infantil o la muerte, como muchos otros niños, niñas y adolescentes indígenas.

La pequeña murió asfixiada, luego de haber sido atada y posteriormente metida en el interior de una mochila en un baldío. Uno de los sospechosos, Lino Gustavo Amarilla Martínez, conocido como Lino’i, confesó haber tenido participación del hecho y sindicó a dos personas más, mientras que también reconoció que le “jugaron” a la niña.

“Los niños que están acá se merecen una vida segura y si no salimos hoy a las calles van a estar viviendo en zozobra”, remarcó uno de los manifestantes.

Naydelin, una niña de 7 años, fue raptada cuando fue a un almacén cercano a su vivienda y posteriormente asesinada por supuestos fines de venganza contra una de sus tías. La menor habría muerto asfixiada por ahorcamiento, y su cuerpo posteriormente fue encontrado calcinado en la ciudad de Minga Guazú.

Por el caso se encuentran detenidos Héctor Eduardo Martínez Núñez, de 25 años, y su madre, Limpia Concepción Núñez Goiburú. Una de las tías de la menor había acabado su relación con el principal sospechoso y presuntamente este se vengó de la familia, según la hipótesis del Ministerio Público.