Brasil festeja en su estreno ante Serbia
Brasil, con dos goles de Richarlison, superó 2-0 a Serbia en su primer partido en el Mundial de Qatar.
Control con la izquierda, se para el tiempo y Richarlison hace una chilena y empala la pelota con la diestra. El brasileño, con dos destellos de calidad y uno de los goles del Mundial, desbarató a una Serbia trabajada y muy defensiva, y pone a Brasil al ritmo de las mejores (2-0).
El delantero del Tottenham Hotspur desatascó un partido que pintaba feo para los de Tite, ante una Serbia metida atrás y sin intención de rozar el ataque. Hasta que Richarlison, con la ayuda de Neymar y Vinícius, firmó un doblete de delantero centro y plasticidad. Un gol de empujarla y otro de genio, elevando la pelota por encima de su cabeza y empalando con una chilena.
La favorita, la que busca la sexta estrella, sale contenta del estadio Lusail con los tres puntos, pero no fue sencillo. Todo lo contrario. Le costó a Brasil meter mano el partido. De hecho, la primera parte fue de las más insípidas de esta primera jornada de la Copa del Mundo. El Lusail Stadium, con capacidad para 80.000 espectadores, tuvo la suerte de que una de las aficiones era la brasileira, que pintó de color unos 45 minutos para olvidar.
Sobre todo para Vinícius, al que Tite le dio la confianza de la titularidad y este respondió con dos mano a mano fallados. El primero por falta de velocidad y el segundo porque no supo cómo definir. Tampoco le fueron mucho mejor las cosas a Raphinha por la banda derecha. El del Barcelona, tras un pase extraordinario de Paquetá, tiró al muñeco, desbaratando otra jugada de gol.
Y no sería la peor de Raphinha, que nada más salir del descanso le robó la cartera a un defensa serbio y volvió a encarar a Milinkovic-Savic. Con opciones claras de pase y de tiro, decidió de la peor forma. Otro tiro inofensivo al centro. Su cara era un poema. «¿Cómo he podido fallar esto?».
El ritmo de partido ya era diferente, porque a Brasil le entraron las prisas. Era la favorita y no podía pegársela nada más empezar. Y ante los nervios, pelota a Neymar. El ’10’ estaba intermitente, con algún destello como un gol olímpico que casi clava en la primera parte, pero su momento tenía que llegar.
Tras un disparo al palo de Alex Sandro, atrevido, a Neymar le dio por jugar. Cogió una pelota en la frontal y empezó el baile. Entre tres consiguió esconder el balón hasta dentro del área. El último control se le marchó, pero ese baile no era solo de uno. Vinícius, al ver el balón suelto, disparó, sin pensárselo, y Milinkovic-Savic exhibió sus reflejos. La pelota quedó blanda y Richarlison, a trompicones, la empujó.
Se formó una piña de brasileños en el córner, enfrente de la parroquia ‘Canarinha’. Menudo respiro para ellos. Con más aire y más espacios, la velocidad y el ataque de Brasil salió a relucir, y también la magia.
Vinícius, en otra cabalgada, sacó un pase con el exterior, ese que ha aprendido de Luka Modric, y conectó en el área con Richarlison. El brasileño se volvió loco. Elevó la pelota con la zurda y se estiró para firmar una chilena con la diestra. Euforia. La fiesta ya estaba completa y los brasileños, otra vez en piña, bailaban y cantaban.
La nota agridulce la dejó un Neymar que se retiró tocado a diez minutos del final. Queda saber si fue por precaución o porque el futbolista del Paris Saint Germain tiene algo más grave.
Los tres puntos dejan a Brasil líder del Grupo G, empatada con Suiza, que venció a Camerún, pero con mejor diferencia de goles.