Alrededor de 6.000 policías solicitan su ascenso cada año y al realizar el test psicológico el 50% de ellos presentan indicadores de depresión, ira u otros trastornos, según confirmó la comisaria Alodia Garrigoza, jefa del Departamento de Selección y Admisión de la Policía Nacional. La misma confirmó que ese resultado no infiere en el ascenso y que no es obligatorio que todos sigan tratamientos psicológicos.
En el marco del proceso de evaluación para el ascenso de los policías cada año, unos 6.000 uniformados son sometidos a las pruebas psicológicas y el 50% muestra indicios de algún trastorno psicológico, según confirmó la jefa del Departamento de Selección y Admisión de la Policía Nacional.
“Casi el 50% presenta indicadores por diversos motivos, depresión, ira… unos cuantos indicadores que nosotros al detectar derivamos al Hospital de Policía y si el personal presta servicios en Pedro Juan Caballero o Concepción, en algunos lugares donde contamos con psicólogos, ellos también les asisten”, detalló la Comisaria Garrigoza.

La jefa policial acotó que el resultado de esas pruebas psicológicas “no infiere” en el ascenso. “El personal sí asciende porque la evaluación es de manera preventiva”, añadió.
Asimismo, confirmó que pese a esos indicios los uniformados no están obligados a realizar tratamientos con psicólogos. “Por formar parte de la institución policial recomendamos que haga, no le podemos obligar pero ellos ellos sienten esa obligación y hacen el tratamiento. En este departamento nosotros informamos quienes fueron derivados”, añadió.
Finalmente, dijo que en algunos casos reciben luego informes de una nueva entrevista personalizada con resultados positivos pero también hay otros casos en los cuales se recomienda psicoterapia o un tratamiento más continuo.
El debate sobre los problemas psicológicos en las fuerzas policiales surgió nuevamente luego del quíntuple homicidio perpetrado por un suboficial Isidro Casco Salinas, en una vivienda de Capiatá esta madrugada. El uniformado asesinó a sus dos hijos, a sus suegros y a su cuñada, además de herir a otros dos familiares de su pareja, quien se encuentra en España.
La pareja del hombre indicó que el uniformado “alucinaba” y que en varias ocasiones le recomendó que siga un tratamiento psicológico. Señaló además que el suboficial segundo fue sometido a una prueba psicológica pero que no le hicieron seguir ningún tratamiento.