Luis Aldama es administrador agropecuario. Antes de la Semana Santa estaba haciendo un recorrido por el lugar donde trabaja, pero grande fue su sorpresa al ver que tímidamente una kuriju de tres metros se paseaba por el lugar, para luego terminar en una cuneta.
«Estaba cruzando la calle cuando vi que algo se movía, pensé que era un roedor o un ave que se movía con dificultad y por el miedo nada más se metió en una cuneta. En esta época llueve mucho, entonces se acumula agua en el campo y es ahí cuando salen de los tajamares porque tienen otros lugares en donde refugiarse», comentó.
Aclaró que esta no es una serpiente venenosa y que aporta mucho al ecosistema. Muchos tienen miedo por eso la matan, sin embargo, otros usan su piel. Dijo que es la ignorancia muchas veces la que genera mucho miedo y ello termina en la muerte del animal.