En esta época electoralista, es normal que la gente demuestre su fanatismo por los candidatos de su partido o sector político, a través de pintatas en las murallas (lo cual es perseguido por la Ley Electoral, si se hace fuera del tiempo establecido) o en calcomanías, que se volvieron muy comunes en los últimos años, entre otras muestras de adhesión.

Pero el funcionario público Samuel Quiñónez llegó al extremo de tatuarse en el brazo derecho las iniciales del presidente Horacio Cartes, el nombre de Santiago Peña, presidenciable del oficialismo colorado, y Raúl Latorre, precandidato a diputado por Asunción, del movimiento Honor Colorado.

“Se me antojó”, dijo el empleado del Ministerio de Salud, tras explicar que había ido para tatuarse el nombre de su hijo. “Sin consultarle a nadie”, apuntó en la 1000 AM. “Soy muy fanático de Raúl Latorre, me encanta su propuesta; me encanta lo de Santi Peña; son dos candidatos ideales, jóvenes”, señaló, luego de admitir que la marca “ya no sale más”.

Por su parte, para Latorre “se dio un fenómeno muy interesante con eso”, ya que recibió llamadas de muchos amigos y de distintos puntos del país, según sostuvo en la 970 AM. “Creo que pocas imágenes recorrieron tantos celulares y computadoras, como esta”, acotó. En las redes sociales, Quiñónez fue tildado de “Hurrero nivel Dios” y hasta “Cepillero Nº 1”.

 

 

 

Toda una obra de arte.