Un costurero relató el calvario por el cual atravesó junto con su hermano, al ser acusados por la Fiscalía de un asalto que no cometieron. Finalmente, el mismo Ministerio Público solicitó la absolución de ambos.

Dionicio Correa, costurero desde hace más de 15 años, y su hermano Teresio Correa estuvieron presos 6 meses y 20 días, con cuatro años de proceso por un asalto que no cometieron.

El hombre comentó este sábado en el programa La Lupa, emitido por Telefuturo, que el 9 de noviembre del 2017 estaba trabajando con su hermano en un taller de costura sobre la avenida Doctor Guido Boggiani, en la ciudad de Asunción, y que luego se retiraron de su lugar de trabajo a las 18.00.

Cuando caminaban para tomar un colectivo, fueron perseguidos por agentes de la Policía Nacional de la Comisaría 2ª de Fernando de la Mora, quienes les pidieron que los acompañen a la sede policial.

Los hermanos accedieron y acompañaron a los agentes porque pensaron que se trataba de un procedimiento normal. Los policías consultaron en su base de datos y vieron que ninguno tenía antecedentes.

Posteriormente, fueron llevados a una pieza y les tomaron fotografías esposados. Se les informó que ya estaban detenidos y que pasarían la noche en el calabozo. Se les permitió realizar una llamada y se comunicaron con su compañero de trabajo, a quien comentaron lo ocurrido. Al día siguiente, fueron llevados a la Fiscalía, en donde fueron reconocidos como los autores de un asalto.

Dionicio Correa describió cómo fue la audiencia de reconocimiento. Ambos hermanos tuvieron que pararse con otros jóvenes. El detalle es que estos eran claramente funcionarios del propio Ministerio Público, según comentó.

«Estaban ahí unos funcionarios y con ellos nomás hicieron. La ley dice que tiene que ser de igual característica la persona y era imposible de no reconocernos porque nosotros estábamos no tan bien vestidos y los muchachos eran elegantes, más altos que nosotros. A mi hermano le dijo que le reconoció con casco, le pusieron un casco en el reconocimiento y por su cabello le reconocieron», expresó.

El hombre recordó que apareció en una filmación de circuito cerrado y en el día del asalto estuvo trabajando desde las 20.00 a 21.00, hora en que se produjo el asalto. La denuncia fue realizada a las 21.05 en la Policía Nacional, mientras que su hermano salió más temprano de su trabajo.

«El fiscal Itálico Rienzi no quería saber nada, él fue quien nos imputó y ya nos mandó a Emboscada», relató.

Recordó que en la cárcel la celda era para cuatro a cinco personas y estaban entre 10 cuando llegaron ellos dos. Los presos más antiguos se enojaron por la presencia de ellos.

«El olor era insoportable, tuve una semana de fiebre, hasta vidrio llegamos a encontrar en la comida. Después con mi hermano nos adaptamos, había enfermedades, muchas infecciones, porque dormíamos en el suelo debajo de la cama, no teníamos casi nada, no teníamos que dormir todo porque no sabés con quién estás ahí. La impotencia era mucha», agregó.

El hombre manifestó que su patrona logró contactar con Antonio Palazón, un defensor de derechos humanos y que en un día una defensora pública hizo todo lo que en tres meses no hizo un abogado particular que los había representado hasta entonces.

«Hasta ahora no puedo levantar la cabeza, yo me endeudé para tener una casita, mi papá me compró el terreno y después yo de la cooperativa saqué un préstamo en enero del 2017; en abril me mudé, estaba comenzando mi vida con mi pareja y mi hija cuando vino a pasarme esto», lamentó.

Finalmente, la Fiscalía acusó a ambos hermanos por el asalto y el caso fue llevado a un juicio oral y público, en donde se presentó el fiscal Rolando Rivas, quien pidió al Tribunal de Sentencia la absolución de ambas personas porque no tenían pruebas de que sean responsables del asalto. Ambos hermanos recuperaron su libertad al demostrarse que eran inocentes.