Su lucha por evitar la deserción escolar de decenas de niños llevó a Karina Fernández, directora de la escuela Ava Mba’e de Lambaré, a tomar una decisión importante en este curso lectivo. A cambio de que una alumna continúe sus estudios, la docente decidió cuidar a su bebé en el turno mañana.
Una calma rodea al barrio San Isidro en la fresca mañana de fines de abril. Un carrito de color rosa se ve al entrar apenas a la dirección. Allí está la oficina de Karina Fernández, quien mira de tanto en tanto a «su nieta», pues debe controlar las tareas de los chicos, corregidas antes por las maestras.»Estaba desesperada (la estudiante), no sabía qué hacer, me planteó dejar el colegio porque tenía que cuidar a su nena», cuenta sin ruborizarse la directora del colegio estatal. Antes, el padre había ya abandonado el sistema educativo.

«Si vos te animás, yo me animo a cuidarle a tu bebé mientras vos entrás a las clases», fue la respuesta de la educadora. Así surgió una historia de amor entre la directora y la estudiante, muy parecida a la de una madre y una hija.

Considera que es una forma de brindarle apoyo y no castigar a la alumna, para que pueda seguir estudiando hasta terminar el bachiller.

deserción. En un país en donde 50.000 niños están fuera del sistema educativo y 150.000 se encuentran en riesgo de la exclusión escolar (Informe Perfiles de la Educación Paraguaya), Fernández intenta sumar esfuerzos para frenar estos números. «Ejequebranta rei ore rehe, directora. Ore norepohãvéima», le decían los alumnos al culminar el noveno grado, cuando Ava Mba’e no contaba con Educación Media.

La educadora comenta que la situación la motivó a abrir el Bachillerato Técnico en Administración de Negocios. Por supuesto que los burócratas del MEC y sus dedos acusadores se opusieron. «Me cerraron puertas, no nos daban rubros, pero acá estamos», agrega. Insiste en que la droga o el embarazo infantil están más relacionados con la falta de oportunidades para los adolescentes. «Uno da oportunidades a alumnos que quieren salir adelante», apunta la docente.

El 30 de abril se recuerda el Día del Maestro desde 1916, en homenaje a la Asociación de Docentes por la Cultura.

En la mañana de hoy los profesores marcharán hasta el MEC para exigir reivindicaciones salariales.

Una maestra que lucha por la inclusión en el aula

La infraestructura precaria, la falta de herramientas pedagógicas y capacitación no son impedimento para que la educadora Gloria Mora, profesora del cuarto grado de la escuela pública Fulgencio R. Moreno, genere la inclusión dentro de la sala de clase.

Actualmente trabaja en un proyecto con una fundación local para capacitar a los profesores en este ámbito.

«Hay muchas dificultades, los padres mismos tienen todavía temor a que se contagien o a que se les peguen algunas cosas a sus hijos», lamenta Mora.

Pero está segura de que las escuelas deben trabajar con el enfoque de inclusión, para que todos los chicos tengan la oportunidad de estudiar. «Trabajé hace un tiempo en la Academia Saraki con alumnos con discapacidad, pero no estaban incluidos en el sistema», dice.

Esa experiencia le sirvió para aprender y desde hace 17 años enseña en Fulgencio R. Moreno sin rechazar a los estudiantes.

Además, implementa charlas para prevenir el acoso escolar que a veces se genera.

Aplicando tecnología, profesor revoluciona enseñanza

«Somos de los pocos países que siguen con el cuaderno en clase», explica José Ávalos Bogado, el profesor que pone a prueba la creatividad de sus alumnos desarrollando juegos en el aula. Se desempeña como coordinador y docente del Bachiller Técnico en Informática (BTI) del Centro Educativo Los Laureles.

El maestro ganó en marzo pasado una de las categorías del Education Exchange, Foro Mundial de Educación en Toronto, Canadá.

Ya cuando era universitario, Ávalos vio que sus pares eran gamers en su mayoría.

«A mí nunca me gustó, pero me di cuenta de que el videojuego despierta el interés de los chicos, entonces por qué no aplicarlo en el aula», comenta el educador.

Ávalos dice incluso que toda institución educativa debe contar con un laboratorio bien equipado e incluso máquinas en el salón de clases.

«En el interior hay potencial, desarrolladores adolescentes, pero en las escuelas están carentes de inversión», apunta. Así mismo, critica la malla curricular del MEC en TIC. «Está desfasada», indica.