En la noche del 2 y 3 de febrero de 1989, en una gesta heroica se logró poner fin al gobierno dictador del general Alfredo Stroessner, quien durante 34 años gobernó el país. Hoy se cumplen 32 años de la libe­ración del pueblo paraguayo de años de sufrimiento, entre torturas, desapariciones y muertes de aquellos que estu­vieron en contra del entonces presidente de la República y dictador, Alfredo Stroessner.

El derrocamiento del dic­tador se dio en la noche y madrugada del 2 y 3 de febrero, conocidas como la Noche de la Candelaria, con un grupo de las Fuerzas Armadas, encabezado por el general Andrés Rodríguez, sublevados contra el entonces presidente Alfredo Stroess­ner. La información de la sublevación ya fue manejada por los altos militares que res­pondían a Stroessner, quienes tenían previsto que el golpe se desarrollaría en la madruga del 3 de febrero. Sin embargo, la gesta ya se dio horas antes, alrededor de las 21:00 del 2 de febrero.

La noche no solo fue marcada por los tanques de combate y las tropas del primer cuerpo de Ejército, sino también por la esperanza de finalmente instalar la democracia en la tierra guaraní. Esa noche fue­ron atacados los tres centros leales de Stroessner en Asun­ción: el cuartel general de Policía, el Palacio de los López y el Batallón Escolta Pre­sidencial. Fue en este lugar donde se produjo la mayor cantidad de bajas de quienes dieron su vida por la libertad del pueblo paraguayo.

En la madrugada del viernes 3 de febrero, finalmente se logró desplazar del gobierno a Stroessner, quien había sido “reelecto” en febrero de 1988 para cumplir otro mandato hasta 1993. Aunque para este período planeó que su hijo, Gustavo Stroessner, sea el “candidato” a ocupar el sillón presidencial para ese período. Sin embargo, la idea no tuvo aceptación tanto de la diri­gencia del Partido Colorado como de los militares que res­pondían al dictador.

EL DÍA DESPUÉS DE LA CAÍDA

Unos días después de gestarse el golpe de Estado y la libera­ción del pueblo paraguayo y el Estado manipulado por el dictador, exactamente el 5 de febrero de 1989 en horas de la tarde, Stroessner fue enviado a un exilio dorado, acompa­ñado de unos 30 familiares y asesores. Stroessner partió rumbo a Brasil en un vuelo especial de un Boeing 707 de LAP (ya extinta) al aero­puerto de Viracopos, ciudad de Campinas, a 100 kilóme­tros al norte de San Pablo.

Con el exilio de Stroess­ner, Paraguay se quedó con la tarea no solo de reorde­nar el Estado y el Gobierno, sino un pueblo hambriento de libertad y democracia. Menos de tres meses des­pués del golpe, convocaba a elecciones generales plu­ralistas el lunes 1 de mayo de 1989 y en junio de 1992 comenzó la Asamblea Nacio­nal Constituyente que final­mente promulgó una nueva Constitución Nacional, que reemplazaba a la del 1967, diseñada por Stroessner.