La falta de agua potable en la Región Occidental está llegando a límites intolerables. Si bien desde ayer reparten el vital líquido a comunidades nativas, “no llega para todos” y es solo por un tiempo.

La sequía y escasez de agua potable, a lo largo y ancho del Chaco, están llegando a límites insufribles. La sed obliga a los habitantes de una alejada comunidad nivaclé a beber agua de un tajamar cuyo color –por el lodo– se tornó de un marrón chocolate.

Por más de que intentan filtrar con sus remeras lo que extraen, acaban por tomar agua turbia que, además de insalubre, es salada.

Tatiana Espínola, presidenta de la Asociación de Parcialidades Indígenas (API), manifestó que esta situación afecta a cientos de familias nativas desde hace meses.

Hasta la Redacción de ÚH llegaron imágenes que denuncian cómo se hidratan en la comunidad Yichinachat y José Selvich, del pueblo Nivaclé, situada en la zona Línea 32 (Departamento de Boquerón). De un estanque lodoso extraen con una botella plástica lo que queda de agua. Usan remeras sobre un balde para intentar quitarle el barro al líquido y así poder tomar.

Espínola señaló que recién desde ayer aparecieron las cisternas con agua potable, pero no alcanzó a todos.

“El día de ayer (por el martes) llegó el agua, pero no para todos; falta todavía y espero que se siga llevando el agua porque es una lástima y un dolor que ellos cuelen el agua de un tajamar para beber. Más aún que toman criaturas esa agua, y eso está totalmente contaminado, no sabemos qué contiene”, apuntó al añadir que “animales entran ahí, ya sean perros y víboras”.

En la referida zona –dijo– habitan alrededor de 200 familias nivaclé. “Hay lugares donde están más de 1.000 familias. En Boquerón hay en total más de 12.000 indígenas, de diferentes parcialidades. Y para esa cantidad no va a alcanzar el agua que reparten”, remarcó.

Por lo demás, indicó que muchas familias “tienen que caminar varios kilómetros para poder traer un bidón de agua para poder tomar”.

Espínola afirmó que gestionaron ante las diferentes instancias, como el Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) y en el Congreso para llevar una solución a esta problemática que es de larga data.

“Hace mucho que esto está pasando y las autoridades no hacen alguna estrategia para poder solucionar esto. Por eso tuvimos que recurrir a la prensa porque, si no, no conseguimos nada”, denunció.