El sicariato registrado en pleno festival en San Bernardino evidenció aún más lo que está ocurriendo en los últimos tiempos, la intensificación de los asesinatos por encargo en nuestro país.

Ante la mirada pasiva y hasta casi comprensiva de parte de las autoridades, van cobrando fuerza y espacio las organizaciones criminales. Es así que los homicidios por encargo o ajustes de cuentas ya no solo se dan en la fron­tera, su expansión continua viene atemorizando al depar­tamento Central y otros luga­res del territorio nacional que anteriormente estaban ajenos a esta problemática.

El caso ocurrido hace una semana en San Bernardino, donde fallecieron Cristina “Vita” Aranda y Marcos Rojas durante un concierto, puso al relieve una situación que -lastimosamente- se fue volviendo una normalidad: la irrupción del sicariato de mano de la mafia en nuestras vidas.

Otro caso de sicariato más reciente ocurrió en la zona de la compañía Rosa Guazú, barrio Virgen del Rosario de Ypané, en donde resultaron víctimas fatales Aurelio Ramón González, de 42 años, y su madre Teresa González, de 65 años. Se reportó también un herido identificado como Nery Daniel Medina González, hermano del fallecido.

Así también otro suceso de estas características se reportó a metros de la línea internacional que divide la ciudad de Pedro Juan Caballero de Ponta Porá, Brasil. La víctima fue identificada como Raúl Fabián Rodas Cabañas, paraguayo de 38 años, un conocido comerciante de la zona.

De acuerdo a las estadísticas manejadas, tan solo en el primer mes de este 2022 se tuvieron 27 casos, los cuales dejaron 30 fallecidos. Muchos nombres no trascendieron, pero son mucho más que meras cifras, son personas cuyas familias hoy lamentan su partida ante la desidia de las autoridades.

El abogado Jorge Rolón Luna indicó que este enero superó inclusive al mes más violento del año pasado, que fue octubre con 23 episodios. Este año hubo un ataque de sicarios cada 28,8 horas, o cada 1,2 días, o sea 0,8 ataques por día.

Los terribles hechos de sicariatos se vienen repitiendo con bastante frecuencia. El año pasado se dieron también los sonados casos del capitán de navío Humberto Fleitas, el del empresario Mauricio Schvartzman, de la hija del gobernador del Amambay y del exdiputado suplente Chicharõ Sánchez.

En octubre del año pasado, el ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, argumentó que la contratación de sicarios se abarató significativamente, ya que las personas que ofrecen “el servicio” ya no son tan especialistas, sino delincuentes un poco más comunes. Esto hace que cobre fuerza esta modalidad.

Mientras tanto se “abarató” la mano de obra “sicaria”, el Gobierno deja al país completamente desprotegido. Y nos preguntamos en ese sentido, ¿en manos de quién está nuestra seguridad? ¿Van a dejar que sigan estos homicidios por encargo, tal como lo normalizó el presidente Mario Abdo Benítez, o de una vez por todas se pondrán a trabajar para dar una solución de raíz al problema que tiene en vilo a la ciudadanía?