Quizás muchos terminen alarmados con el título, pero quién dijo que un/a funcionario/a no pueda ser removido/a del cargo (?).

En el caso de la señora Leticia Friedmann de Oggero, es una mujer que ha aportado mucho a la cultura ovetense, eso nadie discute ni mucho menos pone en tela de juicio, pero más allá de eso, no ha hecho otra cosa que cumplir con sus funciones para la cual fue contratada, ocupa un cargo de confianza como lo son los demás directores, si ha permanecido en el cargo es quizás por su desempeño al frente de la Casa de la Cultura y la Secretaria de Cultura y Deporte, pero, dónde está escrito que la misma no puede ser removida del cargo, siendo el intendente Municipal Dr. Eladio González el elegido por los ovetenses para administrar los recursos y tomar las decisiones que crea conveniente para nosotros, los ciudadanos.

Dejar que una persona continúe en el cargo cuando la autoridad o su superior cree que ya no rinde lo que debería por un simple hecho de «agradecimiento», ¿Acaso no es incentivar el pandillerismo?, eso que siempre reclamamos a nuestras autoridades.

El Intendente, tiene todas las atribuciones de descontratar o despedir a quien crea no es útil para el cargo que desea, entonces como ocurre en cualquier institución privada o pública, se procede al despedido del mismo, respetando sus derechos laborales y efectivizando el pago en concepto de indemnización tal y como lo exigen las leyes laborales.

González Torres, reiterando, es la autoridad con las atribuciones mencionadas anteriormente, por lo que es quien debe decidir al reemplazante de Friedmann por tratarse de un cargo de confianza, pues es él quien deberá rendir cuentas al pueblo, que a su vez dará su veredicto final en las urnas cuando decida volver a postularse a algún cargo electivo.
Como ciudadanos, debemos ser coherentes a la hora de criticar, pareciera ser que somos criticos con algunos planilleros y ser tolerantes con otros justificado con la palabra «agradecimiento».

No está en tela de juicio su capacidad o lo que ha hecha, a modo de repetir, pero porque escandalizarse cuando el superior desea apartarla al considerar que no rinde lo que debería.