Los empleados del Vaticano que se nieguen a ser vacunados contra el covid-19 corren el riesgo de perder su puesto, según establece un decreto firmado por el cardenal Giuseppe Bertello, gobernador del Estado de la Ciudad del Vaticano. La norma dice que aquellos que rechacen la vacuna sin motivos legítimos de salud, pueden ser transferidos a un puesto diferente o incluso ser despedidos

Un decreto indica que la ciudad-Estado podrá llegar «a terminar la relación laboral» de los trabajadores que rechacen vacunarse contra COVID-19 si no tienen «comprobadas razones de salud».

El Vaticano firmó un decreto que indica que podrá llegar «a terminar la relación laboral» de los empleados que rechacen vacunarse contra COVID-19 si no tienen «comprobadas razones de salud».

Las sanciones previstas en el artículo 6 se refieren a una ley del Vaticano de 2011 que ya preveía «responsabilidad y consecuencias» para los trabajadores de la ciudad-Estado que no se sometan a «exámenes médicos oficiales».

Tanto el papa Francisco, de 84 años, como el pontífice emérito  Benedicto XVI, de 93, ya han recibido la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus.

El Vaticano inició en febrero pasado una campaña de vacunación entre sus cerca de 800 residentes y más de 3.000 empleados y sus familias. Para ello, reservó cerca de 10.000 vacunas de Pfizer.

«Creo que éticamente todo el mundo tiene que vacunarse. Es una opción ética porque concierne a tu vida, pero también a la de los demás», destacó  Francisco en una entrevista antes de recibir la primera dosis.