Según el relato del sobrino, desde José Domingo Ocampos eran seguidos por estas dos personas, pero creyeron que se trataba de los lugareños.

La ahora víctima fatal fue obligada a entregar sus pertenencias, a lo que Mauro respondió llevando la mano en dirección a la riñonera que tenía en la cintura. Los malevos pensaron que estaba armado y le atacaron con dos mortales estocadas a la altura del pecho.