Don Albino está sentado en el sofá de su casa. Desde afuera se escuchan su llanto y sus lamentos. Con el paso de las horas, su mirada perdió todo destello. “Solo pido justicia para mi hija, el dolor que siento es muy grande”, señaló con la voz quebrada y temblorosa. Él es el padre de Katia, la joven de 20 años que perdió la vida tras ser arrollada en varias ocasiones por su expareja, Osvaldo, de 21 años, el pasado domingo.
De pronto, don Albino se queda callado, quieto, mirando hacia el patio donde tantas veces vio jugar y divertirse a su hija. “Lo único que pido es justicia para mi hija. Ni aunque llore sangre ya no voy a poder recuperar a mi hija”, señaló con mucho dolor a C9N.
El don recordó varias cosas que compartió con su hija, una de ellas, su fanatismo por el club Olimpia. “Siempre veíamos el partido juntos. A veces le acompañaba en la cancha, siempre me invitaba para ir, pero algunas veces no podía. Con su hermano lo que más se iba a la cancha. La vez pasada, cuando Olimpia jugó contra Flamengo, nos fuimos a una lomitería a ver todos juntos el partido, era muy fanática y estaba muy feliz”, añadió.
Sostuvo que Katia era una mujer trabajadora y llena de alegría. “No tengo palabras para decir, lo único que pido es justicia para mi hija”, volvió a repetir. Por su parte, su otra hija, Johana, comentó que Katia quería ser azafata y periodista deportivo. Al momento de hablar, sostenía una foto de su hermana que hace poquito nomás le quitaron en una entrevista laboral.
“Esta foto me regaló un muchacho donde ella fue a entrevistarse para un trabajo. Ella estaba yendo a entrevistas de trabajo y él me dijo que tenía habilidades, irradiaba mucha energía, que era muy linda, y me dijo que todavía tenía la foto que le tomó para la preselección y me pasó. Katia estaba buscando trabajo. Quería ser azafata, quería volar. Hizo un curso intensivo de un año en una academia aeronáutica. También quería ser periodista deportivo, porque le gusta mucho el deporte”, señaló.
Los restos de Katia ya se encuentra en su última morada. Por su parte, el autor del hecho se expone a la condena más alta, es decir, a 30 años de prisión, más 10 de años de medida se seguridad