Cuatro reclusos gozaban de privilegios al residir (con sus familiares) en una granja VIP, que estaba detrás de la cárcel de San Pedro y no tenía un alambrado que los separe del resto de la población, pese a haber sido condenados por tráfico de marihuana y asesinatos.

El crimen entre internos en el penal de San Pedro, donde murieron 10 reclusos del clan Rotela y más de 30 resultaron heridos, reveló la existencia de una granja VIP ubicada al lado mismo del establecimiento penitenciario.

La fiscal Dominga Benítez confirmó a la C9N que en prosecución de la investigación del sangriento caso ocurrido anoche, sorprendieron a cuatro internos en la construcción ubicada en inmediaciones de la cárcel. Manifestó que llamó la atención que en el sitio no había guardiacárceles que los estén custodiando y que además los reos estaban acompañados de sus respectivos familiares.

Los internos que estaban allí fueron identificados como Tranquilino Giménez y Diego Britez Aranda, ambos condenados por posesión y tráfico de sustancias ilegales, y Ramón Benítez, por homicidio doloso. Y otro cuarto cuya identidad aún no fue dada a conocer. A raíz de la irregularidad, los mismos fueron reintegrados al penal y sus familiares enviados a la comisaría primera de San Pedro.

Los citados habían sido beneficiados con una medida judicial para poder estar allí, ya que en el predio fue encontrada una resolución firmada por el juez de San Pedro, Néstor Arévalo (actual presidente del club Deportivo Santaní).

Los reos vivían en la granja en total libertad, cada uno tenía su habitación separada de los demás condenados y contaba con todas las comodidades que uno se pudiera imaginar.

La edificación, los aparatos tecnológicos y los electrodomésticos eran nuevos. En el sitio se encontraron teléfonos recién adquiridos, televisores con cable, acondicionadores de aire, microondas, lavarropas, focos LED, rastrillos, machetes, gallinas, tatakua, entre otros. En la heladera había carne, helados, jugos, masitas dulces, remedios yuyos y más alimentos.

Esta infraestructura, que no se encuentra dentro del penal, no tenía un muro perimetral, ni siquiera un alambre que divida del resto de la población, pese a tratarse de peligrosos delincuentes los que gozaban de los privilegios.

El ministro de Justicia JJ Ríos dijo en conferencia de prensa que no estaba habilitada la granja para albergar a los reclusos, por lo que esta situación se sumó al hecho grave ocurrido en el penal, por lo que decidió destituir al director del establecimiento, Wilfrido Quintana, e intervenir la institución. Ricardo Ortiz fue elegido para dirigir la cárcel.

Así también fue cambiado el director de Establecimientos Penitenciarios, Blas Martínez, y ahora el cargo lo ocupa Victor Servián Ríos.