Una mujer de 77 años fue desalojada de su hogar por su propia hija, quien regresó de España con la supuesta intención de quedarse con la propiedad. La anciana esperó en la calle rodeada de sus pertenencias, mientras su hija le gritaba “¡fuera!”.

En un acto de crueldad y falta de respeto hacia la tercera edad, Sara Marín, una anciana de 77 años, fue desalojada de su hogar por su propia hija, Estelvina Galeano, quien regresó de España con la aparente intención de apropiarse de la propiedad.

 

La desgarradora escena de la abuela esperando en la calle, rodeada de sus escasas pertenencias, mientras su hija le gritaba “¡fuera!”, se hizo viral en las redes sociales, generando indignación entre la opinión pública.

Según la denuncia, Estelvina, apodada “La española”, llegó al país en enero con el supuesto objetivo de quedarse con la casa de su madre, un terreno fiscal en el que la anciana ha vivido durante más de 60 años.

 

A pesar de las súplicas de la anciana, quien afirmó que se quedaría y dormiría en el lugar, su hija no mostró compasión alguna, dejándola a la intemperie.

La abogada Eva Gaona Cabañas, quien represents a la anciana, informó que el hecho ocurrió a finales de enero en la comunidad Solano Escobar de Ybytymí, Paraguarí, y que tras una denuncia por maltrato y violación del deber de cuidado de ancianos, se logró el reingreso provisional de Sara a su hogar mediante una medida judicial.

Sin embargo, el temor persiste, ya que Estelvina ha reclamado las tierras al INDERT y, según la abogada, busca quedarse con la propiedad y despojar a su madre para que no quede en manos de sus hermanos.

Estelvina alega que la casa le pertenece por haber invertido dinero en reparaciones y construcción de paredes mientras vivía en España, a pesar de contar con otro inmueble en la misma compañía, el cual planea ceder a su hija.

La audiencia del caso se llevó a cabo el 4 de marzo y continuó el jueves pasado, quedando pendiente la resolución final. La lucha de la anciana por conservar su hogar y recibir justicia continúa.

Este lamentable suceso pone de manifiesto la necesidad de fortalecer las leyes y mecanismos de protección para las personas de la tercera edad, quienes a menudo son víctimas de abusos y desamparo por parte de sus propios familiares.

Fuente: Extra