El comisario general director Báez López, quien venía desempeñándose como director general de Logística, sustituye así en la cadena de mando a su camarada, Luis Cantero, quien queda nuevamente relegado en su anterior cargo de director general de Orden y Seguridad, pese a que en los últimos tres días era el subcomandante en funciones.

El nuevo número dos de la Policía arrastra numerosos cuestionamientos desde hace varios años, como cuando fue echado de la Academia de Policía luego de que se detectara un fraude en los exámenes de ingreso, similar al escándalo ocurrido nuevamente hace dos meses.

Asimismo, desde el año 2015 quedó señalado por sus propios subalternos como un protector de narcotraficantes, luego de que ordenara el desmantelamiento y el traslado de todos los agentes de Antinarcóticos de Concepción, cuyo pecado fue destruir un centro de acopio de marihuana en la ciudad de Puentesiño.

Supuestamente, Báez López, quien en aquel entonces era director de Apoyo Técnico, actuó de ese modo por pedido de la intendenta colorada del referido municipio. Precisamente, por este caso Báez López ya no había sido nombrado director general de Orden y Seguridad cuando quedó vacante ese puesto el año pasado.

Cabe mencionar que los cambios en la cúpula de la Policía se iniciaron el sábado último, cuando fue nombrado comandante el comisario general director Luis Rojas, de lugar de su camarada Críspulo Sotelo.

Este último fue destituido junto con el ministro del Interior, Tadeo Rojas, tras los graves sucesos en la zona del Congreso y en la sede del Partido Liberal, desatados por la ambición reeleccionaria de Horacio Cartes.

El nuevo ministro, Lorenzo Lezcano, tiene ahora la misión justamente de encaminar al comando institucional de la Policía y de tratar de limpiar la manchada imagen del Gobierno en materia de seguridad.