El sicariato instalado en Asunción y Central, verifica el cierre de un caso en el que víctima y victimarios, compartían el «oficio» de matar por encargo.

La policía confirmó la detención de Mario Ramón Barrios Ibarra, acusado de ser el responsable de haber matado con seis balazos a Catalino Leguizamón, en abril pasado en barrio Obrero de la capital. La víctima acababa de salir de la cárcel de Tacumbú, tras compurgar una pena por el asesinato por encargo del comisario Lorenzo Cáceres (apodado el super policía, por varios golpes que asestó a grupos de delincuentes), en el año 1993.

“Barrios Ibarra está sindicado como el autor de los disparos que acabó con la vida de Catalino Leguizamón”, explicó el comisario Ignacio Muñoz, que intervino en la detención.

Tras salir de prisión, Leguizamón se dedicó a la venta de pescados, con lo que iniciaba “una nueva vida” dentro del margen de la ley.

Sin embargo el hombre estaba “marcado” para morir, ya que presuntamente dentro del penal mayor, contrataron los servicios de sicariato del clan Rotela, para que, ni bien quede en libertad, sea ultimado a balazos.

Cabe indicar que el otro que participó del crimen de Leguizamón, es Rodney Benitez, que ya estaba detenido en torno al crimen.

Barrios Ibarra y Benitez, con frondosos antecedentes, habrían sido reclutados en Tacumbú por el clan Rotela. Y a la especialidad de ambos, asaltos y robos, sumaron el criminal “oficio” de asesinos por encargo.