Estados Unidos, Francia y el Reino Unido han lanzado un ataque conjunto sobre Siria en represalia por el ataque químico del pasado fin de semana en Duma, que todos los implicados atribuyen al régimen de Damasco. El presidente Donald Trump ha dado la noticia en un discurso televisado a la nación poco después de las 21.00 horas de Washington.

«He ordenado a las Fuerzas Armadas lanzar ataques de precisión contra objetivos asociados con las capacidades de armas químicas del dictador sirio Bashar al Asad«, ha declarado Trump antes de agradecer la cooperación de sus aliados. Poco después el Pentágono ha explicado que se han bombardeado tres instalaciones relacionadas con el programa de armas químicas en distintos puntos del país. Por el momento, la operación se da por finalizada.

«El propósito de nuestra acción esta noche es marcar una fuerte disuasión contra la producción, propagación y uso de armas químicas», ha dicho el mandatario estadounidense, que ha calificado ese objetivo como «vital para los intereses de seguridad nacional» estadounidense. También ha afirmado que Washington y sus aliados estan «preparados para mantener esta respuesta hasta que el régimen sirio acabe con el uso de agentes químicos prohibidos».

Operación de una noche

A falta de conocer el impacto sobre el terreno, todo parece indicar, sin embargo, que se habría tratado de un ataque quirúrgico, rápido y contenido. El tipo de operación por la que abogaban los militares, muy preocupados por la posibilidad de que pudiera desencadenar una escalada bélica con Rusia e Irán, los pilares que sustentan al régimen de Asad. «Hemos utilizado algo más del doble de armas que el año pasado y hemos atacado objetivos selectivos para dañar el programa de armas químicas», ha dicho el secretario de Defensa, James Mattis.  Hace poco más de un año, EE UU bombardeó una base aérea cerca de Homs con 58 misiles Tomahawk. El motivo por entonces fue también castigar al régimen por el uso de armas químicas. «Por el  dice que «de moment una operación de un solo disparo y creo que hemos mandado un mensaje muy duro para disuadirle», ha añadido Mattis.