Estudiante denunció estafa por G. 9 millones en local que luego “desapareció”
Se registró otro supuesto hecho de estafa en un local del microcentro comercial de Ciudad del Este. Un brasileño, estudiante de medicina de una universidad privada de Asunción, se presentó ayer a la Policía Turística a denunciar que pagó por varias mercaderías en un local del centro y debía recibir en la capital del país los productos adquiridos, pero nunca llegaron.
Ocurrió en un local comercial de nombre Victoria, ubicado sobre la calle Camilo Recalde, el pasado 19 de febrero de 2024. El joven, Gedayan Almeida Da Silva, que dijo cursar el segundo año de la carrera de Medicina, relató a los agentes policiales que compró perfumes por valor de 2.716 reales.
También acordó con los comerciantes otro negocio consistente en la compra de electrónicos, aparatos celulares, hasta una aspiradora robótica, por 6.800 reales reales (G. 9.724.000 al cambio actual). Es lo que informó a La Nación/Nación Media, el comisario principal Edgar Franco Sugasti, jefe de la Policía Turística. El pago fue realizado vía transferencia por PIX, tarjeta electrónica de Brasil.
El denunciante manifestó que el acuerdo al que llegaron es que las mercaderías debían ser enviadas en forma inmediata, vía encomienda, a Asunción, pero pasaron los días y no se cumplió. Almeida Da Silva contó que intercambiaron números telefónicos para la comunicación respectiva, pero que luego de unos mensajes, el responsable del negocio dejó de responder a las consultas sobre el envío. Asimismo, el brasileño explicó que las mercaderías las había comprado para revender en su entorno estudiantil.
Según el comisario Franco Sugasti, al pasar muchos días sin poder comunicarse con el comerciante, el estudiante decidió realizar la denuncia, después de ver una publicación del diario La Nación, sobre la recuperación de 25 mil reales de una brasileña, tras denunciar también un caso de estafa y se realizó una intervención policial y fiscal.
Esperando el mismo resultado, el joven viajó de nuevo a Ciudad del Este para hacer la denuncia que fue ayer. El fiscal Gabriel Segovia y el personal policial se constituyeron en el local, ante indicación del denunciante, pero el mismo ya no tenía ningún letrero y estaba cerrado. “La pared de vidrió permitió ver que en el interior no había nadie”, dijo el jefe de la Policía Turística.
Los intervinientes pudieron darse cuenta que ya se estaba armando otro negocio en el mismo local, un mecanismo habitual en esos casos, según el antecedente de denuncias similares. En la mayoría de los casos, cuando los policías y fiscales van hasta el local, encuentran que el negocio denunciado ya no existe.