La fiscala de Lambaré, Gladys González, señaló que el padre de la adolescente de 16 años, fallecida a causa de la explosión de un vapeador, testificó que su hija usó el dispositivo cuando estaba enchufado

La fiscala de la Unidad 2 de Lambaré, Gladys González, sostuvo que la versión del padre de la adolescente de 16 años, fallecida por la explosión de un vapeador, es que al momento del estallido el aparato se encontraba enchufado.

«En las últimas hora he tenido información por parte del padre de la fallecida, en donde nos informó al Ministerio Público de lo sucedido, puesto que lo que teníamos es lo que se informó a los médicos», señaló.

Prosiguió: «Según refirió este señor, la adolescente tenía enchufado el vapeador y evidentemente lo utilizó de esa forma. Eso no tuvo descarga eléctrica y está descartado de que haya tenido descarga eléctrica», comentó.

La representante del Ministerio Público mencionó a Radio Monumental 1080 AM que el insumo que inhaló la fallecida cuando se produjo la explosión le causó lesiones a nivel pulmonar, faringe, laringe, de acuerdo con el informe médico.

Estaba haciendo la tarea antes de la explosión

«Estudiaba conmigo, vino a hacer su tarea y no sé quién le dio esa porquería. Fue prácticamente en mi cara lo que sucedió», inició relatando don Roberto Peralta, quien este martes dio el último adiós a su hija menor.

«Entró en su pieza y dejó la puerta abierta y ahí le pregunta a su mamá si vio una cosita verde, a lo que su madre pregunta: ‘¿Qué clase de cosa verde?’ Luego, le responde: ‘una cosita verde que se perdió’. Su mamá replicó que no lo vio», narró a Radio Monumental 1080 AM.

Manifestó que en un momento dado la vio recostarse en la pared, y «seguro en ese momento fumó y en minutos escuché una explosión. Su hermano estaba a su lado», comentó.

«Ahí me gritaron: ‘¡papá vení!’ Ella me dijo: ‘papá, llevame al hospital, no quiero morirme’. En eso ya le agarré y la subí en la camioneta. En cinco minutos llegamos al hospital», recordó con la voz quebradiza. Don Peralta acotó que la joven despedía sangre por la boca y de todos lados.

Explicó que en principio no hizo falta la autopsia, ya que se analizará la sustancia que tenía el vapeador y que no consideró necesario examinar el cuerpo de su hija si ellos vieron lo que pasó.

«Ahora vamos a investigar lo que pasó, quién le dio (eso), porque ella no fumaba», lamentó.

Señaló que los agentes policiales llevaron toda la evidencia completa. «Yo les comenté como fue todo lo que pasó y los policías llevaron para ver qué tenía el vaper. Era un aparato chiquito. Mi hija nunca fumó esas cosas, yo siempre la controlaba», afirmó.

Con el sobrecalentamiento, los vapeadores generalmente explotan

Zunilda Palacios, directora del Programa Nacional de Control del Tabaquismo y Enfermedades Respiratorias Crónicas del Ministerio de Salud, se mostró preocupada por el auge del uso de estos dispositivos electrónicos y la falta de regulación de la venta de los mismos.

Explicó que estos dispositivos funcionan con una resistencia que genera calor y utilizan altas temperaturas de hasta 250°C, lo que ayuda a liberar aerosoles que son aspirados y que contienen sustancias nocivas para la salud, como el propilenglicol, glicerina y saborizantes que no son aptos para el consumo.

«(Estos dispositivos) conllevan un cuidado especial. Generalmente explotan por sobrecalentamiento, generando traumatismo de rostros, con heridas muy severas y, claro, dañando otros órganos también», advirtió.

Recomendó a los adultos evitar el sobrecalentamiento de estos dispositivos, y también la prohibición de utilización de estos aparatos electrónicos en jóvenes menores de 18 años.

«Las personas adultas son las encargadas de controlar el uso de materiales que pueden dañar o ocasionar la muerte, como en este caso», recordó al momento de insistir que en muchas ocasiones son los mismos padres los que facilitan la compra de estos dispositivos, ya que los adolescentes y jóvenes no tienen los recursos para la adquisición de los cigarrillos electrónicos.

Resaltó que estos cigarrillos electrónicos son considerados como derivados del tabaco y producen adicción como el cigarrillo convencional.