La muerte de Maradona está llevando todo al extremo. La foto de su ataud abierto ha sido la última historia y el hombre que aparece en ella con su hijo está huido y aterrorizado por lo que le pueda pasar. Él dice que era fan de Maradona y nunca, por respeto, se tomó una foto con él y que ésta la tomaron sin avisarle, sin que lo pretendiera.

Ha hablado en el diario Olé argentino y tiene miedo: “Yo trabajo hace varios años. Soy de las personas que no piensan en sacar fotos de féretros o fallecidos por respeto. ¿Qué te puedo decir? Estábamos acomodándolo, ya para llevarlo, y me dicen ‘flaco’ y mi hijo, como todo pibe, levantó el pulgar y sacaron la foto. Pido respeto y perdón a todos. Yo le hice el servicio al papá de Maradona, al cuñado, y jamás lo hice. Estuve con Maradona cerca en vida. Y no lo hice en vida, sabiendo que es mi ídolo, no lo voy a hacer de fallecido. No hay intención. Sé que mucha gente se ha ofendido, sé que lo han tomado mal. Me están llamando de todos lados. Sé que molestó. Pero nunca antes pasó”, asegura.

No le perdonan la indiscreción, pero no se la perdonan de verdad: “He recibido amenazas. Soy de barrio, me conocen. Me dicen que me van a matar, que me van a romper la camioneta, amenazan a mis hijos”, ha dicho. Está desbordado por lo que sucedo, porque se le ha ido de las manos: “No soy de esa clase de personas. Esa foto no fue sacada de mi teléfono, la sacaron de otro, eso es lo peor de todo. Jamás pensé que la iban a subir o que la iban a pasar a un grupo o viralizar. Le pido disculpas a la familia Maradona”, agregó.

Ya ninguna foto es inocente, ahora vuelan a todos lados en cuanto se suben a las redes y es imposible de borrar. Él, de primeras, se ha quedado sin trabajo: “Maradona es ídolo de todos. Mío, tuyo y del mundo. Lo que hice no fue intencional, ni de mi parte ni de mi hijo. De la empresa me echaron. Me echaron por algo que yo no hice. Y la empresa no tiene la culpa, tampoco. Si ves la foto -soy el de anteojos- levanté justo la cabeza. Estaba acomodándolo, me dijeron ‘flaco’ y justo levanté la vista y mi hijo levantó el pulgar. Nada más. Fue algo instantáneo. Yo lo que más quería era dejarlo como un ídolo y que sus familiares se despidieran, como hicimos con toda su familia”.

Ahora le llaman al teléfono y le asustan: “A mi casa no vino nadie. Las amenazas fueron telefónicas, de un grupo de Argentinos Juniors. No da decir quiénes son porque están defendiendo a un ídolo. Yo también fui parte de la hinchada de Argentinos, a Maradona lo vi jugar cuando comenzó, tengo casi 50 años”.

“Mi función en la empresa era manejar la camioneta, ir a buscar los cuerpos, prepararlos, que la gente se quedara contenta con la empresa, todas esas cosas. Y no es el único famoso que hemos ido a buscar”.