Nahiara Jazmín es una niña de 6 años que sigue aguardando por un donante de corazón, ya que está gravemente enferma con una miocardiopatía. Al respecto la doctora Nancy Garay, jefa de Cardiología del Pediátrico Acosta Ñu, refirió que la menor ya está en un estado muy grave por lo que los médicos ya consideran una etapa “terminal”.

La está internada en el Hospital Pediátrico Acosta Ñu donde espera con suma urgencia recibir un trasplante de corazón. Al respecto, la Dra. Nancy Garay, jefa de cardiología de ese nosocomio, indicó que hubo dos posibles donantes de ese órgano, sin embargo, confirmó que los padres de estos menores se negaron a la donación, a lo que lamentó que la niña perdió una posibilidad de curarse ante la negativa de unas familias.
Por parte de los donantes cuyos padres se negaron a la donación, la doctora hizo referencia a la ley Anita, haciendo referencia que es una ley que lleva el nombre de una niña y que también utilizó su imagen como campaña, pero irónicamente no favorece a los niños, ya que se establece que toda persona mayor de 18 años sea potencial donante de órganos, no así los menores.

Continuando con su explicación médica, Garay especificó que la niña ya está en un estado crítico y “terminal”, dependiendo de las drogas y medicamentos que son aplicados vía intravenosa para mantenerla con las mínimas condiciones de estabilidad para eventualmente recibir un corazón.

Ante este caso, la doctora reiteró la importancia de una concienciación constante y permantene sobre la donación de órganos, tanto en la educación primaria, secundaria y también en el seno familiar, ya que aseguró que cuando existe un caso de muerte cerebral en una persona, “ya no hay vuelta atrás” y refirió que en el hospital hay entre 5 a 7 niños también en la lista de espera de un corazón, lastimosamente “ya perdiéndolos” ya que no pueden esperar por mucho tiempo. “Le decimos a la madre que hay un posible donante y luego le damos la dolorosa noticia que la familia se negó”, sostuvo.
Finalmente, la pediatra señaló que con la donación de órganos se puede dejar hasta un legado de una persona fallecida, ya que puede vivir “en pequeñas partes” en otras personas o también niños.