Una mujer embarazada, que estuvo más de 10 días internada por severas quemaduras murió el pasado miércoles en el hospital San Roque de Gonnet. También falleció el bebé de cinco meses de gestación. Todo indica que se trató de un femicidio: es que Juana Carolina Britez Rojas (34), habría sido apuñalada por su pareja, Isidoro Brizuela (26), quien luego de agredirla intentó prenderse fuego.​

Según publica Clarín, de acuerdo con la reconstrucción que hicieron familiares, vecinos y la justicia, la mujer -una comerciante paraguaya radicada en La Plata desde hace casi dos décadas- trató de salvarle la vida a su agresor.

El bebé que gestaba Britez Rojas mantuvo los signos vitales, mientras su madre estaba convaleciente. Los médicos tuvieron que hacer una cesárea de emergencia, pero el bebé prematuro no resistió. Otra tragedia provocada por la violencia contra las mujeres.

Todo ocurrió el 18 de enero en una casa del complejo social que está en 115, entre 514 y 515 (conocido como “El Mercadito”). Según pudo contar la víctima cuando la trasladaban en ambulancia al centro asistencial, esa noche la pareja mantuvo una fuerte discusión. El motivo: la adicción de Brizuela al alcohol y las reacciones que tenía cuando estaba borracho.


Después de ese incidente, Brizuela también fue internado por las lesiones provocadas por el fuego. Murió a los tres días.
A partir del relato de familiares de Britez Rojas -quien además de trabajar como empleada en un comercio hacía tareas domésticas- la relación con su novio y padre del hijo que esperaban era tormentosa. “Sabíamos que tenían problemas, pero no que la golpeaba”, admitió Gustavo Britez Rojas, hermano de la víctima.

“Nunca sabremos qué pasó ese día de locura, pero sin dudas fue un femicidio”, lamentó el hombre. Es que los médicos constataron que -además de tener casi un 30% del cuerpo afectado por quemaduras- Juana tenía varios cortes presuntamente efectuados con un cuchillo.

La comerciante paraguaya tiene una hija de 19 años. En su testimonio ante la Justicia admitió que el 31 de diciembre, después de los festejos por el fin de año, hubo otro episodio de violencia en el hogar. “Isidro llegó a la casa y empezó a patear las puertas y a romper cosas. Yo le dije a mamá que debía dejarlo porque si no nunca más iría a su casa”, contó la chica. Pero el vínculo se mantuvo.