El arranque de la campaña de vacunación en Rusia no parece estar siendo un éxito. La afluencia a los 70 puntos abiertos en Moscú, en donde se administra la Spútnik V de forma gratuita y voluntaria, no puede decirse que sea masiva. Por ahora, las autoridades sanitarias silencian las cifras de personas vacunadas en los últimos días. A esta falta de entusiasmo hacia el nuevo fármaco se ha añadido además, justo en la víspera de las fiestas de Fin de Año y Navidad, la exigencia de abstenerse de consumir bebidas alcohólicas durante 56 días aquellos que quieran inmunizarse contra la Covid-19.

Anna Popova, directora del órgano de control Rospotrebnadzor, dijo el martes en una entrevista a la radio Komsomólskaya Pravda que, antes de ser vacunado, hay que estar dos semanas sin beber nada de alcohol más 21 días entre las dos inyecciones, «cuando se forma la inmunidad y otros 21 días después». En total 56 días que hay que renunciar a la preciada bebida nacional, el vodka y a cualquier otra, incluso el champán y el vino.

Y eso teniendo en cuenta que las fiestas comienzan el 31 de diciembre con el Fin de Año, continúan después con la Navidad ortodoxa, el 7 de enero, y finalizan el domingo día 10. Muchos celebran también el Año Nuevo según el antiguo calendario, en la noche del 13 al 14 de enero. Así que, al que se vacune ahora, le chafan el jolgorio navideño, uno de los pocos consuelos en tiempos de pandemia. Las redes sociales ya se han hecho eco de la actitud negativa hacia la vacuna de muchos usuarios.

La vacunación que acaba de comenzar en Rusia, según explicó la semana pasada el presidente ruso, Vladímir Putin, y el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, está destinada en la actual etapa solamente a las «profesiones de riesgo», sanitarios, profesores y trabajadores de los servicios sociales. Estos colectivos, junto con militares y policías, ya tuvieron oportunidad de vacunarse de forma voluntaria en los meses precedentes en el marco de la tercera y última fase de los ensayos clínicos del medicamento.

Tal vez eso explique por qué ahora no se observa demasiado movimiento en los dispensarios habilitados para administrar la Spútnik V. A ello hay que añadir que, en la etapa actual, no tendrán acceso a la vacuna los menores de 18 años ni los mayores de 60. Habrá que esperar al momento cuando todos los grupos de población puedan acceder al fármaco sin limitaciones a fin de calibrar la aceptación real que va a tener. No obstante, las encuestas indican que una mayoría de rusos no tiene intención de vacunarse pese a que la incidencia de la enfermedad sigue aumentando. Rusia supera ya los dos millones y medio de positivos por coronavirus desde el comienzo de la pandemia, ocupando así el cuarto puesto en la lista de afectados a nivel mundial, por detrás de EE UU, India y Brasil. El número de fallecidos roza ya los 45.000.

El regidor moscovita espera que durante la campaña en curso se vacunen en la capital unos siete millones de personas y, según sus palabras, a medida que se acelere la producción del medicamento, «se ampliará la lista de personas que podrán ser vacunadas hasta alcanzar a todos los residentes de Moscú».

La OMS y Europa, reticentes

La Spútnik V ha sido creada y desarrollada por el Centro de Investigación Nacional de Epidemiología y Microbiología Gamaléi de Moscú con el apoyo del Fondo de Inversiones Directas de Rusia y en colaboración con el Ministerio de Defensa de Rusia. Recibió su certificación oficial el pasado 11 de agosto y sus creadores afirman que tiene más de un 95% de eficacia. Su precio rondará los 15 euros. Si bien en Rusia, según el ministro de Sanidad, Mijaíl Murashko, será gratuita. Sin embargo, su licencia a nivel internacional está todavía en trámite en la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, afirma que más de 50 países han solicitado a Rusia dosis de la Spútnik V y algunos, como Hungría, Corea del Sur, Serbia, India y Kazajstán se disponen a producirla en sus laboratorios. Pero la Agencia Europea del Medicamento (EMA) no reconoce a la Spútnik V como una vacuna recomendable, entre otras cosas, por la rapidez con la que ha sido desarrollada. Y eso que, según los resultados de los ensayos clínicos, publicados por la revista británica The Lancet, el medicamento es seguro y crea inmunidad.

Además de la Spútnik V, en Rusia se desarrollan otras dos vacunas y se ensayan una china y otra británica. La EpiVakCorona, creada por el Instituto de Investigación Véktor de Novosibirsk (Siberia) está ya casi lista, con la tercera fase de los ensayos clínicos en fase muy avanzada y con la documentación enviada a la OMS para su certificación internacional. Evoluciona también favorablemente la experimentación del tercer fármaco ruso concebido para crear inmunidad contra el coronavirus, el elaborado en el Instituto Chumákov de Moscú.