Ayer una joven de 22 años (se omite nombre de la madre para salvaguardar la identidad de la bebé) reportó a la Policía que dio a luz a una niña, pero que nació muerta y que su cuerpo había desaparecido. Esto fue objeto de una investigación por parte de agentes de Investigación de Hechos Punibles del Departamento Central.

Tras caer en contradicciones, la joven madre terminó confesando que, en realidad, la bebé no había muerto, sino que la había vendido a una mujer de unos 35 años, quien había costeado los gastos del parto por cesárea, pero desconocía mayores datos sobre ella.

La Policía logró detener a dos sospechosas, Blanca Lizette Heinichen de Gutiérrez, médica de 48 años, quien habría actuado de nexo para el negocio ilícito, y Rossana Ismelda Kiese Torales (41).

Según informaron las autoridades, la Dra. Heinichen contactó con la joven hace aproximadamente un mes y ofreció comprarle a la niña cuando naciera. Supuestamente, la pequeña luego sería entregada, o revendida, a una familia de buena posición económica.

La madre biológica entregó a las autoridades la suma de G. 3.000.000, monto por el cual vendió a su hija. Las tres detenidas quedaron a disposición del Ministerio Público.