El presidente federal de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, está endureciendo su discurso contra la cada vez mayor contestación a su manejo -o más bien abstención del mismo- ante la crisis del coronavirus. Mientas tanto, Brasil ha superado una vez más su récord diario de muertes a causa de la pandemia, dejándolo en 4.195 para un total de 337.000. Además, se registraron más de 85.000 nuevos contagios.

En sus últimas declaraciones, en cambio, ironizó ante un grupo de simpatizantes que fue apoyarle frente al palacio presidencial: «Me llamaron homofóbo, racista, fascista, torturador y ahora … ¿Ahora soy … alguien que mata a mucha gente? Genocida. Ahora, soy genocida ¿De qué no me culpan aquí en Brasil?«.

El líder ultraderechista acusó a los medios de comunicación diciendo que podía resolver la situación en unos minutos «si pago a Globo, Folha de Sao Paulo, y O Estado de São Paulo», emisoras y diarios. Dijo también que los estados que imponen el distanciamiento social y las restricciones que él rechaza tienen tasas de mortalidad más altas, lo cual es falso: «¿Cuál es el estado que más ha cerrado? Sao Paulo. ¿Cuál tiene el mayor número de muertos, proporcionalmente? Sao Paulo»: este estado, el más poblado, tiene el número más alto de muertos, pero es el décimo en muertes según la población.

Bolsonaro también dijo que una cuarentena generalizada sería contraproducente en términos de salud, lo cual también es desmentido por todas las experiencias mundiales al respecto. También ha aludido a que la pandemia «se está usando políticamente para tratar de tumbar al gobierno» y sobre los muertos por la pandemia «no vamos a llorar por la leche derramada. ¿En qué país del mundo no muere gente».

15 de los 27 estados de Brasil tienen una ocupación de UCIs hospitalarias superior al 90%. El plan de vacunación brasileño aún no está funcionando a pleno rendimiento.