Magdalena Espósito Valenti, y a su pareja, Abigail Páez fueron halladas culpables de la muerte de Lucio Dupuy, el nene de cinco años asesinado en La Pampa, Argentina. Las mujeres fueron condenadas a cadena perpetua.

La madre del pequeño , Magdalena Espósito Valenti,y a su pareja, Abigail Páez fueron halladas culpables de la muerte del nene y condenadas a cadena perpetua.
Magdalena Espósito Valenti cumplirá 26 años el próximo 14 de febrero, el Día de los Enamorados. Lo “festejará” presa, en el Complejo Penitenciario N° 1 de la provincia de San Luis, junto a su pareja, Abigail Páez, de 28. Ambas, ya condenadas por matar a Lucio Dupuy, de 5 años, hijo de “Magui” e hijastro de
“Abi”, asesinado a golpes el 26 de noviembre de 2021, en La Pampa,
En el caso de Espósito fue condenada como autora material del “homicidio triplemente calificado por el ensañamiento, la alevosía y por el vínculo” pero fue absuelta por el abuso sexual, mientras que su pareja fue autora material del “homicidio calificado por ensañamiento y alevosía y por abuso sexual gravemente ultrajante” del niño.
Pero el calvario de Lucio comenzó antes, mucho antes, sufrió casi toda su corta vida. Los vaivenes por la tenencia del chiquito, entre Espósito y su ex pareja, Christian Dupuy (27), fueron una constante. El quiebre entre ellos se dio en 2019, cuando se separaron mientras vivían en Luján. En ese momento, acordaron que el chiquito se quedase con Maximiliano Dupuy, su tío, en General Pico, a unos 100 kilómetros al norte de Santa Rosa.
En enero de 2020, Valenti informa al Juzgado de Familia y del Menor N° 1 de La Pampa, a cargo de Ana Pérez Ballester, que su situación socioeconómica había cambiado y quería volver a tener la tenencia de su hijo. Es que se había instalado en Santa Rosa con su nueva pareja, AbigaIl, con la que habría iniciado su vínculo allá por 2018.
En una casa sobre la calle Allan Kardec al 2300, en la capital pampeana, “Magui” y “Abi” proyectaban un
emprendimiento en el rubro de la repostería. Espósito, además, trabajaba en el Hotel Mercure, del Casino Club de Santa Rosa, sobre el kilómetro 606 de la RN 5, en uno de los accesos a la ciudad.
Más allá de que antes de que Lucio fuese a vivir con su madre y la novia los “tironeos” por su tenencia ya habían generado un clima complejo para su crianza y educación, el tema de los maltratos y abusos físicos comenzó con esa mudanza a la calle Kardec. Un dato clave lo confirma: Lucio tuvo cinco ingresos en diferentes centros médicos entre el 18 de diciembre de 2020 y 23 de marzo de 2021, por fractura de una muñeca y traumatismos en los dedos y un corte en la pera.
El sexto ingreso es al Hospital Evita el 26 de noviembre de 2021 (el día del crimen), que revela la fractura de cráneo y las roturas de dos costillas.
Espósito es de General Pico, allí conoció al papá de Lucio y allí nació el chiquito. Fue al Colegio Don Eduardo De Chapeaurouge, de esa ciudad, la segunda en importancia de la provincia. Páez es de Santa Rosa, familia compuesta por tres hermanos y su madre.
En la cárcel de San Luis donde están alojadas y desde donde presenciaron el veredicto, las condenadas recibieron algunas visitas familiares desde que fueron trasladadas allí, a los pocos días del crimen. La madre de Espósito fue una vez a verla. El hermano, Maximiliano, tío de Lucio, ya no tenía relación con “Magui” desde mucho tiempo antes. A Páez la fueron a ver sus padres.

Las declaraciones en el juicio
Las dos acusadas por el crimen de Lucio declararon durante el juicio que se desarrolló en Santa Rosa, y en ambos casos intentaron minimizar la participación en el hecho. La madre de Lucio apuntó contra el padre de su hijo, Christian Dupuy, y dijo al declarar en la última jornada del juicio: “Se me critica a mí, pero no al progenitor, porque decirle padre le queda grande. A él se lo justifica cuando la responsabilidad era de los dos. Sin embargo, en todo momento se desentendió de la criatura”.
Durante su declaración, en la que no aceptó preguntas, Espósito recordó que esa mañana dejó a su hijo “con vida” al cuidado de su novia para irse a trabajar al hotel del Casino Club, y que “al día de hoy” sigue “sin poder creer” lo que le ocurrió.
Tras ello, afirmó que a su hijo lo “llora en privado” porque es “más humano que hacerlo delante de personas que no lo conocieron” y que dijeron “un montón de cosas” sobre su “supuesto rechazo a la maternidad”.
Antes, el 7 de diciembre último, Abigail Páez reconoció ante los jueces que golpeó a Lucio y dio detalles de la agresión: “Cuando llegué a la casa, lo vi a Lucio que se estaba mandando un moco. No importa qué, porque no viene al caso. Entonces lo tomé del brazo y le pegué varias pataditas en la cola. Fue todo muy rápido, no sé.
Le pegué y no medí donde la verdad, ni sé por qué tampoco”, contó, al tiempo que comenzó a llorar.
“No le encuentro una explicación todavía. Sé que lo lastimé, me di cuenta en el momento e intenté remediarlo. Luego, lo alcé y lo llevé a la ducha porque pensé que iba a reaccionar. Él intentaba hablar, estaba consciente todavía”, agregó.
Luego dijo que vio que el niño “se estaba debilitando o desvaneciendo” por lo que lo tapó con su toallón y lo llevó a su pieza: “Lo senté en la cama y me fui a buscar ropa a su pieza para cambiarlo, lo más rápido posible porque era una situación muy desesperante en la que no sabía cómo reaccionar, ni que hacer para que él se recomponga”, continuó.
Ante el silencio de toda la sala, Páez contó cómo Lucio perdió el conocimiento: “Cuando voy a buscar ropa para cambiarlo escucho un golpe y cuando vuelvo lo veo que él estaba tirado en el piso, sin reacción. De cara al piso.
Ni siquiera había apoyado las manos. Como si estuviese desmayado, no sé. Entonces yo por el mismo temor lo toqué con el pie para ver si reaccionaba y vi que no tenía respuesta de él, entonces me acerqué y lo di vuelta, lo puse boca arriba”, dijo. Páez dijo que intentó hacerle RCP, aunque no sabe si lo hizo bien o si pudo haberlo lastimado, tras lo cual lo llevó a la salita médica y desde allí al hospital, donde le dijeron que Lucio había fallecido.

 

Fuente: Clarín