El exarquero ídolo del fútbol José Luis Chilavert quiere seguir los pasos de George Weah, el exdelantero del AC Milán de Italia, hoy presidente de Liberia (Africa). “Quiero ser presidente de Paraguay”, afirma con convicción. En esta entrevista, el bulldog guaraní confiesa sus planes y señala que en 2021 anunciará si se inscribe para la carrera presidencialista. Admite que el camino está abonado por el desprestigio de los políticos.

–¿Sigue pensando en candidatarse a Presidente?

–Sigo con ese pensamiento. Quiero ser presidente. Ya he mandado hacer encuestas con una empresa especializada extranjera y en líneas generales me dan 86% de imagen positiva. A la gente le gustaría que yo pudiera incursionar en la política. Quiero hacer algo más por mi país. Así como formamos un gran equipo en la selección me gustaría formar uno parecido pero para sacarlo adelante. Necesitamos un país con credibilidad para que nos respeten y vengan los capitalistas a invertir. No hay tiempo de mirar atrás. No hay tiempo que perder.

–¿Cuándo se va a decidir?

–En el 2021 voy a decidir si me meto en política.

–La gente está descreída de los políticos, esa es la ventaja.

–La gente está cansada de los políticos tradicionales. Yo tengo ventaja sobre ellos. Me conocen en todo el Paraguay gracias a Dios por mis éxitos en el fútbol. Los mismos compatriotas que están en el extranjero, estén donde estén, saben qué clase de persona soy. Otra ventaja que tengo es que nunca viví del Estado y no estoy contaminado de esa política mercantilista que aborrece la gente.

–¿En quién se refleja como estadista?

–Me gusta el mejor momento de España, el Gobierno de José María Aznar (1996-2004). Yo viví en España. Milité en el (club) Zaragoza. Conocí la realidad de ese país y lo mal que le fue en sus últimos años a Felipe González. Llegó Aznar con un buen plan económico. Levantó y puso a España a nivel del primer mundo.

–¿Hay otro jugador de fútbol que se postuló y llegó al poder?

–George Weah, aquel número 9 grandote, moreno que fue del Milán (ex Mónaco, París Saint Germain, Chelsea, Manchester City, Olympique de Marsella) es el presidente de Liberia desde 2018. Bueno, tenemos un atacante de presidente. Falta el número 1. Ese soy yo (sonríe).

–¿Cómo se imagina un gobierno con Chilavert al frente?

–La distribución del presupuesto nacional es fundamental. Como vemos en estos días, se despilfarra en salarios y privilegios que favorecen a los políticos y sus parientes. El Gobierno solo administra plata para pagarles a ellos y cada año aumenta más. Se olvidan de la salud, la educación. No se piensa en los humildes que hacen malabarismos para sobrevivir. Esa insensibilidad hacia los problemas de la gente común es lo que tenemos que combatir drásticamente. A nuestra gente del interior hay que ayudarla a crecer, darle las herramientas para poder trabajar, recompensarle por su trabajo. Regalar es populismo barato. Cualquier país quebraría así.

–¿Qué le parece que desgasta tanto a la democracia?

–En primer lugar, tenemos que ponernos todos de acuerdo en lo que queremos. Si vamos a trabajar, presentemos un proyecto que beneficie a todos. La cuestión es fomentar la cultura del trabajo. No podemos seguir cargando impuestos a los más pobres. Los que ganan más tienen que aceptar que se les aplique más impuestos. No podemos seguir cargando sobre los más pobres. Que los ganaderos paguen más, que los sojeros paguen más y que la gente vea que con la plata de las contribuciones se construyen escuelas, hospitales y no al bolsillo de los políticos.

–¿Cómo piensa cortar la sangría de la corrupción?

–La corrupción está enquistada y pone cada vez más en peligro la democracia. La postura es muy simple. Si yo soy presidente no voy a mirar para atrás pero los que caigan en esos robos, sea quien sea, se van adentro (a la cárcel), incluidos sus abogados que chicanean para que queden impunes. Tenemos que terminar con el amiguismo. Ahí está la clave. Y que quede claro: no regalar más dinero, que se premie el trabajo.

–De arquero a árbitro: una especie de Castrilli, aquel árbitro (argentino) implacable.

–Sí, me voy a convertir en el “Sheriff” (apodo del polémico exjuez) Javier Castrilli. Me gusta. Para mí fue el mejor árbitro de la historia del fútbol en Argentina. El hombre se podía equivocar pero siempre fue muy objetivo.

–¿Cómo fue su relación con él?

–Es una excelente persona, excelente árbitro. Siempre hubo mucho respeto entre los dos.

–¿Nunca le expulsó?

–Una vez, por doble tarjeta amarilla, pero nunca por una falta descalificadora.

–¿Crearía un partido o va con un partido ya existente?

–Vamos a ver. Yo creo que hay tiempo suficiente hasta el 2021.

–¿Tiene propuesta de alguno?

–No, de ninguno. Soy de familia colorada pero soy independiente. La idea es formar un gran equipo, un equipo de jóvenes que no esté contaminado.

–No es una expresión de deseos, entonces.

–No, absolutamente. Esto va en serio. Yo tengo estudiado todo Paraguay hace bastante tiempo. Recorro mucho el interior. Conozco a la gente. Trabajo con 170 médicos. Elegimos ir a los lugares más humildes. Ellos hacen atención médica gratuita dos días y yo doy charlas de liderazgo y motivación con los niños y jóvenes. Ahora estoy viniendo de una reunión para organizar una extensión a Bahía Negra, una zona olvidada por nuestros políticos. En el Paraguay profundo la gente habla guaraní y me doy cuenta que se siente muy cómoda hablando conmigo. Tenemos que cuidar nuestro idioma. Es nuestra razón de ser. Muchos lo desprecian. Lo quieren sacar de nuestra educación porque dicen que entorpece. Dicen que es difícil en la escuela. Si es por eso, también la matemática es difícil, y la física y la química también pero hay que aprender.

–¿Cómo va a financiar su campaña?

–Yo siempre digo: hay que usar el sentido común. Si soy candidato puedo tener muchos aportes de los empresarios pero ninguno que me comprometa con aquellos que quieren sacar 10 veces más de lo que pusieron. Ese el origen de la corrupción. El que viene conmigo, viene sin compromiso. La gente sabe que soy ingobernable. Nadie me puede manejar. Soy dueño de mis decisiones.

–Ese temperamento de confrontación que tiene, ¿lo forjó con los desafíos del deporte?

–No. Yo siempre fui así. Mi abuelo era así, un luchador. Peleó en la Guerra del Chaco. Me contó muchas historias, el sufrimiento que tuvieron. Algo que me impactó y que nunca voy a olvidar que me dijo de niño fue que los soldados tenían que tomar su propio orín para sobrevivir. Si uno hace un paralelo de ese sacrificio con la forma en que viven nuestros políticos hoy, millonarios a costilla del pueblo, lo único que nos provoca es un rechazo. Cuánta gente murió en la Guerra de la Triple Alianza para preservar nuestra nacionalidad, cuánta gente murió en el Chaco. Gracias a esos valientes existimos y podemos decir con orgullo que pertenecemos a este país maravilloso.

–Chilavert presidente en 2023 ¿con quién se relacionaría más?

–La realidad es que nos explotan desde afuera. Tenemos que fortalecer nuestras relaciones con los países amigos y vecinos, convencerlos que abran sus mercados a los productos paraguayos. Fundamentalmente Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay, tenemos que trabajar mancomunadamente para alimentar al mundo y sacar provecho de eso.

–¿Cuál debe ser la política para atraer a los extranjeros a un país como el nuestro por donde no pasan los caminos del mundo?

–Mejorar las comunicaciones es una prioridad. Tenemos un aeropuerto grande en Mariscal Estigarribia. Se lo puede convertir en un hub, como hacen los Emiratos Arabes –país de paso– en este caso para unir a la gente del sur de Brasil, el norte de Argentina, el sur de Bolivia, para no tener que pasar por São Paulo, Río o Buenos Aires para viajar a Estados Unidos o Europa. Mariscal Estigarribia también puede ser un taller de reparaciones de aeronaves. Es un paso clave de la región. Puede ser también un gran depósito de correos de Sudamérica para las compañías aéreas. Tenemos que darle vida a un Chaco que hoy lo tenemos muerto. Para eso también necesitamos supercarreteras que inviten a los turistas a transitar por nuestro territorio. Cada carretera debería ser como una pista de aviación, con varios carriles. Todo lo podemos hacer realidad moviendo nuestros contactos internacionales.

–¿Cuál debe ser la postura del Paraguay ante la realidad regional? Bolsonaro en Brasil, de vuelta los Kirchner en la Argentina.

–El gobierno anterior de Horacio Cartes y el actual de Mario Abdo se pelean permanentemente. Ellos no pierden. El país pierde. Se nota en la calle, en el mercado, en los shoppings. Hay poco consumo. Es cierto, Argentina y Brasil tienen muchos problemas pero sería magnífico si nos ponemos de acuerdo y nos preparamos para ser un país como Uruguay en su época dorada: dar confianza a los capitalistas para traer su dinero. Para eso necesitamos seguridad jurídica y terminar con esa política absurda de amigo-enemigo. Ojalá no se rompa Mercosur y que Paraguay asuma un liderazgo como árbitro entre los dos grandes para potenciar la región y convertirla en un supermercado que alimente al mundo.

 

 

 

 

Fuente:AbcColor