Muerto el líder terrorista, asume otro terrorista en su reemplazo. No obstante, el EPP va quedando sin operativos históricos, y ahora apuntan a «arrear» a indígenas ( fracasaron con campesinos) aplicando la fórmula de adhesión por terror.

Tras la muerte de Osvaldo Villalba, la cúpula operativa del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo, quedó con Manuel Cristaldo Mieres como nuevo “comandante” de los terroristas.

Como número dos está Magna Meza, de quien las fuerzas de seguridad que enfrentaron al grupo en el que estaba Villalba, sostienen que pudo haber sido herida en el fuego cruzado en la zona del Cerro Guazú, en el departamento de Amambay.

Los líderes originales, como se sabe, son Alcides Oviedo y su ex pareja Carmen Villalba, presos en la Agrupación Especializada y el Buen Pastor, respectivamente.

Según el comisario Nimio Cardozo, jefe de Antisecuestro, los tres fallecidos del EPP en el enfrentamiento en Amambay, dejan al grupo criminal con poco menos de quince miembros ejecutivos.

La violenta actitud epepista en la comunidad Pai Tavytera de Amambay, en que asesinaron al cacique Alcides Morilla y a un integrante del asentamiento nativo, revela que el EPP está en plan de buscar adhesión a base de temor. Esto a partir del fracaso de intentar engrosar el grupo con integrantes del sector campesino, en donde definitivamente no prendió el discurso y método terrorista.

Analistas de seguridad manifiestan que ahora es el momento en que las Fuerzas de Tarea Conjunta, deben aplicar un rastrillaje a fondo en la zona en donde, ahora se sabe, puede operar el EPP.

En efecto, el “encuentro” de las fuerzas del orden y los epepistas se verificó sobre informaciones que manejaban los primeros, acerca del modus operandi de los criminales. Estos, según las autoridades operativas, establecieron un corredor que tiene como eje central los cauces hídricos de las zonas operativas del EPP, esto es, los departamentos de San Pedro, Concepción y Amambay.