El expresidente Trump fue absuelto en su histórico segundo juicio político, con siete senadores republicanos que se unieron a 50 demócratas votando para condenar, menos de los 17 necesarios.

Donald Trump ha quedado absuelto de su segundo proceso de ‘impeachment’. Aunque la mayoría de los senadores (57-43) votaron este sábado condenar al expresidente de Estados Unidos por «incitación a la violencia», en relación con el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero, no se alcanzaron los dos tercios necesarios.

El Partido Republicano está dispuesto a pasar página de la era Trump y, aunque este acabe exonerado en su segundo juicio político del ‘impeachment’, para los líderes conservadores en el Capitolio las pruebas y los testimonios aportados son ya suficiente condena, en especial cuando ha quedado claro que son ellos las principales víctimas de las temerarias acciones del expresidente.

Tan débil fue la defensa de Donald Trump en el juicio que ha tenido lugar esta semana en el Capitolio, tan armada por los pelos, que este sábado, de forma totalmente sorpresiva, los demócratas y unos pocos republicanos se unieron para alargar brevemente el proceso y, algo que no va a beneficiar a Trump, incluir entre las pruebas del caso un testimonio escrito que demuestra que el expresidente actuó con gran pasividad aquella aciaga jornada del 6 de enero cuando una turba saqueó el Capitolio y murieron siete personas.

Sus señorías se disponían ayer a cerrar el caso sin grandes aspavientos. Pero los republicanos estaban profundamente insatisfechos con la defensa de Trump, que el viernes alegó que el exvicepresidente Mike Pence nunca estuvo en peligro cuando en los vídeos se vio claramente su evacuación del Capitolio mientras a escasos metros la turba furiosa gritaba «ahorcad a Mike Pence». Con contundencia, los diputados demócratas que ejercieron la acusación revelaron que el líder republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, imploró a Trump que hiciera algo, que enviara refuerzos al Capitolio, que pidiera a sus partidarios que se fueran inmediatamente, pero el presidente lo hizo tarde y mal, a regañadientes, con un par de mensajes en Twitter llenos de matices.

Los fiscales dijeron ayer que querían llamar a testificar a diputados republicanos como Jaime Herrera Beutler, que han declarado a los medios que saben los detalles de la acalorada llamada de McCarthy a Trump y constataron la pasividad del expresidente ante un asalto mortal a la sede del poder legislativo. Así que en medio de esa profunda insatisfacción, los demócratas fueron capaces de forzar ayer una votación sobre testigos, algo que no estaba previsto. Se les unieron cinco republicanos, incluido uno de los más estrechos aliados de Trump, el senador Lindsey Graham, que alegó que quería darle a los letrados de la defensa la ocasión de reforzar su caso, algo que se antoja poco probable, pues esa misma defensa no quiere ningún testigo. Lo que tenían que decir los abogados ya lo habían dicho, y cuanto más se alargara esto, más se seguirá hablando en Washington de Trump, el saqueo y las muertes provocadas por la masa enfurecida.

Finalmente ambas partes llegaron a un acuerdo ‘in extremis’: se acepta como prueba un testimonio de la diputada Herrera, una de las pruebas más duras contra Trump, sin tener por qué alargar más el proceso. En ese testimonio, la diputada asegura que Trump justificó el saqueo al decir: «Mira, Kevin, creo que a ellos les molesta más esto de las elecciones que a ti».

Votantes ‘trumpistas’

Cierto es que los republicanos saben que sus propios votantes son más pro-Trump que ellos mismos. Por tanto condenarlo resulta un cálculo político imprudente. Por ello en su mayoría prefieren pasar página por la vía rápida y alegando errores puramente formales, de procedimiento. El líder conservador en el Senado, Mitch McConnell, que ya no se habla con Trump, dijo en una misiva de cuya existencia informó CNN, que sea como sea votará por exonerarlo, pero porque no cree que se pueda recusar en el ‘impeachment’ a alguien que ya no ejerce el cargo.

Para condenar e inhabilitar a Trump los 50 demócratas necesitarían que 17 republicanos se les sumaran, para confirmar así una mayoría de dos tercios. Los fiscales acusan a Trump de incitar a sus seguidores a saquear el Capitolio el 6 de enero, cuando las dos cámaras del legislativo se disponían a validar la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales del pasado noviembre. Al cierre de esta edición aún no había una fecha concreta de voto final.

Todas estas deliberaciones ocurren mientras el campo republicano se recompone, tras el duro golpe de haber perdido la Cámara de Representantes, la presidencia y el Senado en esa sucesión en apenas dos años. Los aspirantes a tomar el relevo de Trump ya toman posiciones y los defensores a ultranza del expresidente son cada vez menos. Una de las mejor posicionadas es Nikki Haley, que fue gobernadora de Carolina del Sur y embajadora ante la ONU con el propio Trump. En los pasados años, Haley ha defendido a Trump, e incluso reveló en unas memorias que publicó en 2019 que se negó a hacerle la oposición desde dentro del partido. En una sonada entrevista concedida a ‘Politico’, Haley repudió abiertamente a Trump. «No creo que sea parte de nuestro futuro», dijo. «No puede, ha caído muy lejos de nosotros», añadió.

Mientras la Casa Blanca aprovecha el caos en el Capitolio y el creciente aislamiento de Trump. Biden ha pasado el fin de semana en Camp David tras una semana en la que ha seguido avanzando su agenda sin apenas oposición, adquiriendo millones de vacunas, prometiendo dejar atrás la pandemia en unos meses y avanzando un paquete de rescate de casi dos billones de dólares, todo un récord de gasto público.