«Nunca habíamos visto nada a esta escala, nunca en la historia de Chile», dijo esta semana la presidenta Michelle Bachelet, quien declaró el estado de emergencia.

«La realidad es que las fuerzas están haciendo todo lo humanamente posible y continuarán hasta que puedan contener y controlar los incendios».

Muchos de los fallecidos son bomberos que batallan contra más de 100 incendios distintos, de los cuales, cerca de la mitad siguen sin control, de acuerdo con reportes del gobierno.

Bachelet dijo que planeaba reunirse con los directores de inteligencia de la policía y las fuerzas armadas para discutir una investigación sobre las causas.

«Dado que hay muchos puntos de origen, no podemos eludir la posibilidad de que haya un componente intencional aquí», dijo el jueves en Santiago.

Los siniestros, que comenzaron hace unas dos semanas, se han esparcido rápidamente en medio de las históricamente altas temperaturas y una constante sequía. Casi 360.000 hectáreas han ardido.

Francia, Rusia, Estados Unidos y Perú han enviado ayuda internacional para combatir los incendios luego de la declaración de emergencia de la semana pasada en algunas de las áreas más afectadas. Adicionalmente, se espera que esta semana llegue ayuda de México y Colombia.