Una mujer relató el sufrimiento que vive desde hace tres años al no poder abrazar a su madre, quien padece de Alzheimer y supuestamente está a cargo de una pareja, que no le permite visitarla en Emboscada, Departamento de Cordillera.

Rosa Rocío Villalba Rojas, de 53 años, trabajadora social, oriunda de Asunción, relató este lunes a Última Hora todo el sufrimiento que padece desde hace tres años, al no poder estar con su madre Aurora Rojas Velázquez, de 77 años, quien vive en Emboscada, Departamento de Cordillera.

La mujer manifestó que es hija única y por motivos laborales estuvo trabajando en Estados Unidos. En el 2016 retornó a nuestro país al morir su padre y ahí se enteró que su madre regaló una propiedad a la hija de una pareja, que supuestamente la cuida.

Comentó que el matrimonio no es pariente de ellos y que su madre «le tiene cariño» o padece el «síndrome de Estocolmo». Dijo que tuvo que poner una orden de búsqueda y localización para poder encontrar a su madre porque la pareja «la hizo desaparecer».

En ese mismo año, el caso llegó a judiciales y una jueza de Paz de Emboscada citó a una audiencia a ella, a su madre y a la pareja, en aquella ocasión, su madre la acusó de supuesta violencia familiar y la magistrada dictó una orden de restricción en su contra.

La mujer manifestó que su madre «mintió a la jueza porque le tiene miedo al matrimonio» y que la magistrada en vez de investigar le prohibió que se acerque a ella.

En el 2022 se enteró que la pareja puso a la venta la vivienda donde reside su madre, tras esta situación, fue nuevamente ante la magistrada para informarle de la situación y ésta le puso una segunda orden de restricción.

«Mi mamá no tiene ingreso, vive sola en su casa, la mujer se va todas las mañanas a llevarle comida en la casa que mantiene bajo candado, está ahí encerrada como un animalito. Yo le gestioné para que cobre el subsidio de la tercera edad y el matrimonio le cobra, debe cuatro meses de electricidad», lamentó.

Actualmente, ya feneció la orden de restricción que pesaba en su contra, sin embargo, sigue sin poder abrazar a su madre, porque la mujer permanece encerrada en el domicilio, bajo candado.

«Yo lo que quiero es que ese matrimonio desaparezca, yo me voy para verle a mi mamá pero la mujer no me permite entrar, no puedo ni acercarle víveres. Solo pido la curatela de mi mamá para poder cuidarla», agregó.

Pese a que ya no tiene orden de restricción, Rosa no puede entrar en el domicilio de su madre y la ve solo a través del portón.