El jefe de Antisecuestro de la Policía Nacional, Nimio Cardozo, aseguró que “es imposible” que los miembros del EPP se entreguen a la Justicia. Señaló que el grupo armado perdió capacidad logística y de recursos humanos, mientras que la FTC se fortaleció, tras lograr un trabajo coordinado entre militares y policías.

El comisario Nimio Cardozo, jefe del Departamento de Antisecuestro de la Policía Nacional, habló este domingo a través del programa La Lupa, emitido por Telefuturo, tras la muerte del líder del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), Osvaldo Villalba, abatido en un enfrentamiento días pasados por la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), en Amambay.

Cardozo aseguró que, según el análisis de los investigadores, “es imposible” que los integrantes del grupo armado que operan en el Norte del país se pongan a disposición de las autoridades, por lo que la única alternativa para las fuerzas de seguridad es lograr que “caigan todos”.

“Los miembros del EPP no se van a entregar, tienen que caer todos (….). Ellos no tienen ni la posibilidad de decir ‘me voy a entregar y veo qué hacer con mi vida’, eso es imposible”, sentenció.

Si bien manifestó que la muerte de Osvaldo Villalba es considerado “un golpe muy fuerte” para el EPP, afirmó que esto no significa que el grupo dejará de operar, así como ocurrió con la caída de uno de los ex líderes del grupo, Nimio Cardozo Cáceres, abatido por la Policía Nacional.

En ese sentido, sostuvo que tras el fallecimiento de Villalba, las autoridades presumen que el nuevo al mando de la guerrilla es Manuel Cristaldo Mieres, como ya lo había indicado la fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez.

No obstante, el comisario señaló que la ventaja principal de la FTC en la lucha contra el grupo criminal es que se calcula que el EPP ya solamente cuenta con cerca de 10 miembros, después de haber aparecido hace más de 20 años con más de 40 personas.

“Hoy día no llegan ni a la docena (de miembros), ni siquiera tienen la capacidad de elegir al presidente de saneamiento del pueblo más pequeño de Paraguay”, ejemplificó el jefe policial.

Reveló a su vez que los epepistas ya no tienen ni siquiera la capacidad logística con la que contaban años pasados, por lo que incluso les cuesta mantenerse bien alimentados.

Como ejemplo de ello dijo que, tras el último enfrentamiento, constataron que Osvaldo Villalba estaba “casi desnutrido” y que en sus mochilas se encontró solamente cecina —un corte de carne de res muy delgado—, por lo que los guerrilleros estarían viviendo de ese tipo de proteínas.

“Carmen Villalba tiene direccionamiento estratégico”

Respecto al rol que cumple actualmente dentro del EPP Carmen Villalba, hermana del abatido y una de las líderes del grupo armado, el comisario afirmó que la mujer tiene un “direccionamiento estratégico” con los integrantes desde el Buen Pastor, donde se encuentra recluida.

No obstante, dijo que su principal vía de comunicación en la actualidad es una especie de “correo humano”, debido a que el EPP desde hace algunos años dejó de usar teléfono y “ni siquiera usan conexiones a internet”.

Tras el fallecimiento de Osvaldo, la reclusa fue protagonista de un polémico caso que puso nuevamente en jaque el gobierno de Mario Abdo Benítez, debido a que exigió y logró el ingreso del féretro de su hermano hasta la cárcel del Buen Pastor.

Carmen había amenazado con generar un amotinamiento en el penal si no le concedían despedirse de su familiar en su lugar de reclusión. La autorización le valió el cargo al recién nombrado ministro de Justicia Édgar Taboada, además de la directora de la cárcel de mujeres Buen Pastor.

Tras esto, desde Justicia aseguran que siguen analizando su traslado a otro penal. Familiares de secuestrados y víctimas del EPP manifestaron su repudio y cuestionaron que una vez más el Gobierno cedió ante la presión de los terroristas.

Cambios en la FTC de los últimos años

El comisario Nimio Cardozo también señaló en el programa televisivo que en los últimos tres años se dieron diversos cambios en las filas de la Fuerza de Tarea Conjunta, tras haber establecido un trabajo en conjunto entre la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.

“Nos sentamos a hablar, aparte que ya veníamos en un proceso desde hace tiempo y llegó un momento en que llegamos a un acuerdo. Decidimos dejar de ser una fuerza reactiva y veamos si el día de mañana nos encontramos con el EPP”, manifestó.

Explicó que anteriormente los militares tenían su propio departamento de inteligencia, mientras que la Policía también operaba por su parte, pero que comenzaron a coordinar e intercambiar informaciones, lo que hoy en día “es su fortaleza”.

“Por Inteligencia vimos corredores de movilidad, empezamos a cortar su logística, entonces se les fue más difícil. Tuvieron que haber caminado dos días por lo menos para poder planificar eso (el atentado a los indígenas)”, relató Cardozo.

Finalmente, el jefe de Antisecuestro recordó el caso de las dos niñas de 11 años, de nacionalidad argentina, que fueron presentadas como abatidas por el Gobierno tras un anterior enfrentamiento con el EPP, ocurrido en el 2020.

El comisario sostuvo que si bien ambas fueron criadas por su abuela como hermanas en Misiones, Argentina, una de las fallecidas era hija del nuevo líder del grupo criminal Cristaldo Mieres junto con Liliana Villalba, mientras que la otra es hija del abatido Osvaldo Villalba y Magna Meza.

El reciente enfrentamiento

El pasado domingo 24 de octubre se registró un enfrentamiento entre el EPP y la FTC en Cerro Guazú, Departamento de Amambay, dejando como resultado la muerte de tres miembros del grupo criminal, entre los cuales además de Villalba, alias Comandante Alexander, también estaban Luciano Argüello y un indígena con el alias de Simón.

Antes de enfrentarse a los militares, los integrantes de la banda mataron a dos indígenas Paĩ Tavyterã identificados como Alcides Romero y Rodrigo Gómez González. Además, presuntamente iban a asesinar a más personas de la comunidad por negarse a colaborar con ellos.

La llegada de los miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta permitió la caída de los tres miembros del EPP, que en su momento ya atacó comisarías, la sede de la Fiscalía e inclusive el Poder Judicial, y son los principales responsables de secuestros y asesinatos perpetrados en el Norte del país.