Los primeros informes dados a conocer por los intervinientes, sostienen que los doce días que la joven estuvo en estado de «secuestro”, en manos de Galeano, fue torturada con diversos objetos: desde palo de escoba y cable hasta un mazo utilizado habitualmente para moler carne.
Andrés, el padre de la víctima, señaló que la expareja de la joven era una persona que «irradiaba” violencia en donde le tocaba estar. Y que ya hubo varios episodios de violencia en los que lamentablemente su hija le perdonaba.
En una ocasión -rememoró- la víctima le denunció ante la comisaría de Ñemby, pero que el informe de esta no fue remitida a la Fiscalía, en razón que Pedro Heriberto consiguió ablandar la voluntad de la muchacha, al punto que lo volvió a perdonar.
«Hace dos años mi hija logró escapar de él, fue a denunciarlo por violencia, pero no pasaron a la fiscalía. Ellos (la pareja) eran compañeros de trabajo, mi hija es muy sensible, no tenía experiencia, entonces ese tipo se le arrodilló y le pidió que le perdonara y volvió con él”, explicó Andrés a la emisora Monumental.
En otro episodio -dijo el hombre- fue con otro yerno a intervenir cuando estaba agrediendo a su hija pero antes que calmarlo, ambos recibieron fuertes golpes de Pedro Heriberto, que tiene conocimiento de artes marciales.
«En otra ocación él le pegó fuertemente a un chico de 15 años, solo porque le saludó a mi hija. La familia del jovencito le denunció ante la policía, pero no pudo continuar la querella porque no tenían el dinero suficiente como para contratar abogados y seguir el caso”, concluyó.
Por otro lado policías ligados al caso explicaron a periodistas que durante el cautiverio de la joven, el agresor se encargaba de responder mensajes del wasap de la mujer, y que en varios de ellos se daba a entender que incluso el final de la historia podría tener una arista mortal.